El camino con mis hermanos y hermanas 2
Fecha: 27/03/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: carolseq, Fuente: SexoSinTabues
... encuentro sexual, algo había cambiado, todo mi cuerpo se sentía distinto, más definido, más duro, los músculos se sentían más y las erecciones eran más fuertes y duraderas. También dejé de orinar tanto con la erección, y hasta Verónica me veía con otros ojos. Con el calor que hacía, Inés generalmente lavaba la ropa totalmente desnuda, para sudar mejor, estar más fresca y no tener que lavar más ropa. Usualmente Verónica la acompañaba y a veces ayudaba con pequeñas cosas que una niña de diez años podía realizar. Ese domingo en particular Verónica se me quedó viendo, algo extrañada, la forma de la verga era algo distinta y el color de la cabeza del guevo era más oscuro, las bolas se veían más grandes. “¡Chúpame las tetas mientras termino, mi amor!”, dijo Inés al verme parado allí bajo la mirada de mi hermanita, “con tanta mamadera siempre me tienes produciendo leche, parezco una vaca. Aprovecha tú también Verónica, es lo mejor que hay”. Verónica y yo nos pegamos de las tetas como si fuéramos becerros e Inés empezó a menear el culo mientras enjuagaba la ropa agachada sobre el fregadero. “Cuando tenga tetas, te voy a dejar que me las mames cuando quieras, Elías”, me dijo Verónica en un tono inocente, mientras que Inés no podía contener la carcajada. “Hay que niña tan loca”, dijo Inés, “cuando tengas tetas tendrás un novio y él te las mamará y también te cogerá, todas las veces que quieras. Elías solo será un recuerdo de la infancia”. Sin pedir permiso, me senté debajo de Inés y ...
... comencé a lamerle la sudorosa cuca que por tanta conversación erótica, estaba chorreando y palpitando. Le pasaba la lengua del hueco del culo hasta el clítoris y en el camino le metía mi narizota entre sus labios. Inés empezó a menearse como siempre lo hacía y tuve que agarrarme de las nalgas para no caerme. Los labios estaban más hinchados que de costumbre y el culo se abría como pidiendo ser atendido. “¡Asómate Verónica!”, gritó Elías jalando a su hermana a su lado, “cuando tengas la cuca como la tiene Inés te la voy a lamer siempre que tú quieras”. Verónica quedó sorprendida con lo que estaba viendo y la curiosidad la llevó a meter su cara entre los labios y lamerle la cuca a su madre adoptiva. “¡Pero qué rico se siente!”, dijo al rato, “con razón tú siempre que puedes le estas mamando la papaya a mamá”. “Mi cosita no te debe saber a nada”, pregunta Verónica en tono afirmativo, “pero espera a que crezca, ya verás”. “Pero, ¿qué te pasa Inés?”, preguntó Elías, “nunca había visto tu cuca así, hasta cambió de color y huele diferente, más sabrosa”. Inés se incorpora y deja caer la ropa que estaba enjuagando, “ven acá pequeño don Juan”, gritó con firmeza agarrando a Elías por un brazo, “ahora vas a convertirte en hombre jovencito. Acompañamos a la habitación Verónica y cierra la boca, los ojos se te van a salir”. Una vez que los tres llegan al cuarto se ubican en la cama e Inés se arrodilla encima de su pequeña víctima colocando su excitada cuca en la cara del pequeño y procede a ...