Al fin sentí el sabor de su vagina!
Fecha: 31/03/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: amantelatina27, Fuente: SexoSinTabues
... con la mía, la mordí, la acosté sobre el asiento, me monté sobre ella y empecé a moderle el cuello. Eso la enloqueció. Le abrí la blusa, le bajé el corpiño y empecé a morderle un pezón, mientras acariciaba el otro, lo apretaba, lo retorcía. “No puedo creer esto, no puedo creer que me excite así una mujer, nunca pensé algo así”. “Y ahora te encanta y no querés que pare, no? Pedime que no pare, pedime que te muerda, pedime o freno acá”. “No pares”, suspiró, y le mordí el cuello más fuerte. Entonces me volví hasta mi asiento mientras seguía besándola, y con una mano le desabroché el cinturón, y le metí la mano debajo de la bombacha. Sentí su vagina depilada, muy mojada, y la escuché decir “No por favor, eso no”. “No? Querés que saque la mano?”, le pregunté mientras le lamía la cara, la mordía, le chupaba las tetas. “No, no la saques”. Y empecé a pajearla. Entonces, justo en ese momento, sonó su celular. “Mi marido”, dijo, y se rió. Y era lógico, eran las tres de la mañana, ella estaba con el auto, él se preocupó. “Sí sí, todo bien, ya salimos, estoy acercando a una de las chicas a su casa y voy, sí, quedate tranquilo, un beso amor”. Cuando cortó nos reímos a carcajadas. “Por suerte no tenés videollamada”. Estábamos todas despeinadas, babeadas, con el maquillaje corrido y la ropa en cualquier lado, la música al palo y los vidrios totalmente empañados. Impresentables. Mientras me llevaba hasta mi casa la seguí besando, le toqué toda la concha, el culo, le metí los dedos, le chupé ...
... las tetas, seguí provocándola. Seguimos besándonos en la puerta de mi casa casi una hora, no queríamos despedirnos. Entonces se me ocurrió algo. “Estás muy caliente? Decímelo. Mañana a la tarde voy a ir a visitarte a tu negocio, te parece bien? Pero con una condición. Ahora te vas derecho a la camita, y no podés masturbarte, no podés hacer nada que te dé placer, tenés que quedarte caliente para mí. Mañana, cuando te vistas, ponete ropita linda, una pollera, portaligas, tanga, vestite para mí, sabés que voy a manosearte, sabés que te voy a chupar toda, no? Te vas a dejar? Te va a gustar mucho”. Y eso pasó. Cuando llegué a su negocio al día siguiente había gente, pero me las ingenié para ir a la trastienda y llamarla desde allí, y cuando fue, ella me besó, apoyó sus tetas contra las mías, abrió su boca como desesperada. Yo me quedé ahí, y ella salió a terminar de atender a los clientes. En cuanto se fueron, trabó la puerta y corrió hasta la trastienda, se apoyó contra la pared y cerró los ojos. Y yo me aproveché de su deseo. Fui muy lento. No la besé, le agarré las muñecas, le subí los brazos, le abrí la ropa, le desabroché el corpiño, le fui chupando el cuello, las tetas, seguí bajando, le besé la panza, levanté la pollera y me quedé quieta, mirándola desde abajo. Ella abrió los ojos y me miró. Y justo en ese momento, mientras nos mirábamos, yo corrí su tanga roja, y empecé a besar el costado de su vagina, mordí sus muslos, la agarré de la cola y la di vuelta, la dejé mirando ...