Quitarme las bragas
Fecha: 02/04/2019,
Categorías:
Hetero
Voyerismo
Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos
Aquel día sentí un deseo muy primitivo de desnudarme y provocar a los tres jóvenes que me acosaban con la mirada descaradamente desde la mesa de al lado. No sentí vergüenza, al contrario, deseaba ser más descarada que ellos y saborear la sensualidad en mi cuerpo de una forma vulgar. Esa tarde yo llevaba una minifalda plisada color azul cielo, me acababa de sentar a tomar un refresco en una mesa de aquella terraza de verano. Era observada por tres jóvenes desde la mesa contigua, desde que me senté, los cuales "me comían" con la mirada y hacían gestos entre ellos, soltando risotadas nerviosas también; sin dejar de mirarme, ¡como si tuvieran derecho a ser frescos conmigo! Me sentí, en cierto modo, acosada por ellos y ese sentimiento provocó en mí una extraña rebeldía y el deseo de ser más descarada todavía que ellos, e ir más allá, jugando con mi cuerpo, sintiendo un deseo primitivo de desnudarme y desafiarlos, provocándolos". Bajé una mano y la introduje entre mis muslos, sin apenas abrir las piernas, agarré mis bragas por la goma de la cintura y tiré de ellas suavemente, hasta que, arrastradas y enrolladas por mi mano, llegaron hasta mis rodillas. Una vez allí y, bajo la atenta mirada de los tres jóvenes de la mesa vecina, las llevé hasta mis tobillos; terminando de bajármelas con las dos manos. Luego me las quité del todo alzando primero un pie y luego el otro; las saqué rozando con sus encajes los tacones de mis zapatos. Sostuve en mi mano la prenda mientras miraba a los ...
... tres jóvenes a los ojos, con expresión serena y muy seria; moviendo a la vez mi melena larga y pelirroja. Mis braguitas eran de color rosa, con encajes de flores; una prenda muy delicada de hilo. Las puse sobre la mesa y las dejé allí un minuto, mientras bebía mi refresco de Coca-Cola; después abrí mi bolso y doblándolas cuidadosamente las introduje en su interior. Los tres jóvenes, de unos diecinueve añitos, estaban extasiados al haber visto como yo ponía mis bragas sobre la mesa. Hablaban entre ellos, en la terraza de verano solo estaban ocupadas nuestras dos mesas, la de ellos y la mía, yo me sentía bella y traviesa. Con mis veintitrés años nunca había hecho algo así en público, ¡quitarme las bragas!, y dejar que las vieran sobre la mesa los que poco antes "me devoraban con la mirada". Me atreví a ser tan ordinaria porque me parecieron, a la vez que algo groseros por la forma de mirarme, unos muchachos muy guapos y sobre todo muy normales y corrientes, no parecían peligrosos ni mala gente y yo tenía ganas de ser muy traviesa, me encanta dejarme llevar por mis deseos. El frescor de la tarde comenzó a envolver mis muslos bajo la minifalda, el viento rozaba mi sexo rasurado y desnudo, sentía como mi vulva se abría como una flor. Estar desnuda y sabiendo que, con solo separar mis piernas bajo la mesa, mi abultado y clarito sexo quedaría expuesto ante las miradas de los tres jóvenes de la mesa de enfrente, me excitaba mucho. No sentí rubor, al contrario, en este cálido mes de ...