Quitarme las bragas
Fecha: 02/04/2019,
Categorías:
Hetero
Voyerismo
Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos
... con las piernas separadas la falda dejó ante la vista de los jóvenes mi bonito culo desnudo y mi sexo asomándoseme por detrás; sintiendo yo como la brisa refrescaba mis inflamados pliegues internos, que en ese momento asomaban ya fuera de mi coño. Me sentí caliente como una perra, pero no me giré; comencé a caminar de espaldas a los tres. Mientras me dirigía hacia el sendero que baja de la montaña pude escuchar decir bajito al más guapo de los tres: —¿Habéis visto que culazo tiene la panocha?, ¡Y que pedazo de coño!, cojones tíos; estoy que me corro. No me detuve, pero me gustó escuchar su extrema excitación; seguí el sendero imaginando el pene empalmado del fuerte y guapo chaval. Unas cuantas curvas más abajo del sendero encontré el nacimiento de agua natural y el pilarcillo de mármol viejo donde desembocaba el agua. Esa fuente también es un abrevadero donde beben los ponis asilvestrados que viven en esa montaña; ya los había visto beber en otros descensos a pie, en otras visitas a esa isla en el yate de papa. Me dolían los pies, hacer ese descenso con zapatos de tacón había sido una temeridad; para refrescar mis pies me encaramé al pilar y sumergí mis piernas en el agua fría, el agua me llegaba a la altura de los pliegues íntimos de mi coño por delante, los cuales colgando parecían bucear; y por detrás el agua fría me llegaba al ano. Miré hacia todos lados, no se veía a nadie, solo se escuchaba el sonido de las chicharras alrededor. Me quité la falda, ya mojada, dejándome ...
... puesta solamente la camiseta blanca de tirantes. Me agaché sumergiéndome en el agua fría hasta que esta llegó a mis generosos pechos. Me mantuve así unos minutos, notando como el frío "evacuaba" el calentón tan grande que me había provocado exhibirme ante los tres amiguitos. Luego me senté en el filo del pilar con las piernas aún en el agua y mi chocho aplastado contra el frío y viejo mármol y mis posaderas mirando hacia el camino. Vi acercarse desde el monte un poni negro que levantó una nube de polvo al bajar campo a través, en dirección a mí, ¡sentí temor!, algunas veces esos ponis salvajes se habían mostrado agresivos con los senderistas. El precioso poni negro solo me miró, luego se puso a beber en el otro extremo del "pilar abrevadero", sin prestarme atención. Me fijé en su amplia lengua al entrar y salir del agua frente a mí, tenía sed el animal, se veía manso. Me acerqué a él desde dentro del pilar, sumergida como antes, hasta la altura del comienzo de mí rasurado sexo. Acaricié su cabeza situada frente a él, le gustaba; sus pelos duros, negros y mojados estaban calientes; con las dos manos jugué con sus negros pelos, alzando mi cuerpo un poco y apoyando mis pechos contra su frente caliente. Me pinchaban sus duros pelos en las tetas, mis pezones querían reventar por la excitación que me provocó restregarme contra la cara del animal; pero en aquella postura mi cuerpo se elevó unos centímetros, los suficientes para que mi coño desnudo quedara frente a la cara del animal ...