Primera cita en el bosque - Relatos Eróticos

Primera cita en el bosque

Nuestra primera cita, ¿y donde quedamos? En un río cerca de un bosque solitario, pero no es un bosque que de miedo, sino todo lo contrario un bosque bonito, donde los rayos del atardecer nos invitan a pasear... tanto ella como yo hemos quedado aquí, en la orilla del río, pero ella se ha adelantado contra todo pronóstico y espera mirando el agua, moverse, tranquilamente.Yo me acerco a ella lentamente y observo su cuerpo, ha decidido llevar un vestido ceñido, donde deja verse sus curvas sexys, es un vestido azul oscuro, elegante y atrevido; desde ese momento supe que esa tarde sería muy entretenida. Yo llevaba mis pantalones vaqueros, y una camisa blanca... también una mochila al hombro... no sabía si utilizaría su contenido, pero tenía que llevarla... quizás a ella le gustara.Después de observar su cuerpo, sus piernas, decido acercarme a ella y me acerco a su oído, la digo que está muy guapa, muy sexy, muy hermosa, muy atractiva y que ese vestido le queda muy bien. Ella no se ha asustado al acercarme a ella, seguro que sabía que la observaba, finalmente decide darse la vuelta y me mira, con sus ojos me pide explicaciones sobre mi tardanza y yo no la hago caso, me he quedado mirandole los pechos porque por alguna extraña razón no lleva sujetador, de forma que se le notan los pezones erizados... es como si ella estuviera esperándome o se hubiera estado preparando la cita para otra cosa, no para una mera primera cita de conocernos... o sí, pero más perversa y profundamente. ...

... Ella no se inmuta y sigue mirándome a los ojos, pero se cansa y me dice que si no quiere mirarla otra cosa... y yo tras unos segundos, desatiendo a sus pechos para mirarla y decirla que es un placer conocerla.Finalmente la invito a dar un paseo por la orilla del río, hablamos un rato, sobre cosas del día a día, donde nos conocemos, nos reímos sobre tonterías, le hago cosquillas para hacer más distendido el asunto y romper más el hielo... lo que hace que ella descubra que yo también soy muy cosquillero... pero me lo tomo en serio y le digo que como vuelva a hacerlo se va a enterar, que le voy a dar unos azotes...y ella muy descarada, ni corta ni perezosa vuelve a la carga, entre risas y mirada malévola, como queriendo azotes... así que cuando consigue hacerme cosquillas, yo en una bajada de defensa suya la agarro y acercandome a su oído le digo que tú lo has querido, te avisé... te voy a dar unos azotitos... así que la obligo a ponerse sobre mis muslos,... de forma que ella, aún jocosa y riendose a carcajada limpia ve como poco a poco le voy subiendo el vestido hacia arriba dejandose ver sus muslos, y después nalgas, donde un tanga negro hace aparición...no le hago mucho caso aún, porque me dispongo a darla unos azotitos, suaves pero firmes... y ella, me mira, ya ha callado pero en su mirada, donde ella se muerde un labio me da la sensación de que le gustan más que las cosquillas. Así que le doy un par de azotes más y le digo que ya... pero creo que a ella no le ha sido ...