Extraña historia
Fecha: 11/04/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... limpiarme. Me había encantado esa nueva experiencia. Había disfrutado como si me hubiera masturbado por primera vez. Y, en realidad, así había sido, solo que en una zona diferente. Me había convertido en una viciosa del sexo. Me masturbaba unas 4 o 5 veces al día. Pero había un inconveniente, sólo podía disfrutarlo en soledad. Empezaba a querer alguien real me cogiera por detrás, alguien que me hiciera disfrutar del sabor de una buena polla. Pasaron varios días más y uno de ellos, después de despertarme encontré que la puerta de la habitación estaba abierta. No sabía que hacer. ¿Salía o no salía? Me decidí a salir. Pero antes de salir me quise arreglar un poco. Abrí el vestidor y saqué un vestido corto de color rojo, sin mangas y con un poco de escote. Iba a sacar unas medias pero al final pensé que me quedaba mejor sólo el vestido, sin medias. Los zapatos, como no, hacían juego con el vestido. Eran los primeros que me había puesto cuando me metieron en la habitación. Me duché, me maquillé y me vestí. En el vestidor había una cajita con varios collares, cogí una gargantilla negra. Me miré al espejo, me veía estupenda. Tenía la impresión de que alguien iba a evaluarme y tenía que estar guapa. Por aquel entonces ya tenía el pelo largo. Decidí no hacerme nada y dejármelo suelto y liso. Siempre me ha gustado el pelo liso, creo que me queda muy bien. Salí a un pasillo y empecé a andar. Al final del pasillo terminé en otra habitación. Allí había un hombre de unos 40 años, apuesto y ...
... muy bien vestido. Me di cuenta que no era la única, allí había más chicas, todas parecían bastante desconcertadas. Supongo que mi cara también reflejaba lo mismo. Aquel hombre se fue llevando una por una, mientras las demás nos quedábamos esperando, sin hablar, deseando ser las siguientes. ¿A dónde nos llevaban?, ni idea, pero queríamos ir con él. De pronto volvió y me señaló a mí. Le seguí y me llevó a una habitación con una cama enorme. Era una cama circular. Me dijo: "espera aquí" y yo le obedecí. Estaba bastante nerviosa. No sabía que iba a pasar. De pronto, entró otro hombre en la habitación. Era un hombre bastante gordo, pero tenía una cara muy linda que daba mucha seguridad. Aquel hombre me dijo que me pusiera de pie de cara a la pared. Le hice caso. ¿Que iba a hacer? De pronto sentí su aliento en mi cuello, me puso una mano en la cadera y luego la otra al otro lado. Me estaba poniendo muy nerviosa. Ya sabía que iba a hacer, y eso me ponía de los nervios. ¡Me iba a desvirgar! Empezó a bajar las manos hasta llegar a mi culo y me empezó a frotar. Al hacerlo subió poco a poco el vestido dejando insinuar ligeramente el nacimiento de mi culito, ahora bien torneado y redondo debido a mis continuos ejercicios en la cinta. El hombre seguía acariciándome con suavidad pero con firmeza y, de pronto, me salió un pequeño gemido, no lo pude evitar. Aquello me gustaba. Tras dar ese gemir, el hombre se puso más excitado y se arrimó a mi espalda pegándose toda la tripa a mi, me empezó ...