Ricas, ricas vacaciones
Fecha: 15/04/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... rincones del placer, hasta que de pronto sentí en mi boca una ola de calor y flujos vaginales. Julia se retorció en medio de un monumental orgasmo que fluyó por todo su cuerpo, llevándole a proferir profundos y sonoros gemidos. Me tumbé, estirado todo a lo largo de la bañera, que ya se hallaba casi llena y repleta de espuma. Tomándola de las manos, invité a Julia a sentarse sobre mí. Se acomodó a horcajadas encima de mí. Nuestros sexos se ligaron en profundo contacto, y nuestras lenguas volvieron a juguetear mientras nos abrazábamos y acariciábamos. Tomando a Julia por sus nalgas, comencé a hacerla oscilar sobre mí, restregando su chochito contra mi empalmada verga. Sus labios abiertos relamían toda mi verga, su vencida cabeza se doblaba hacia atrás emitiendo pequeños grititos de puro gozo, y sus generosas tetas se balanceaban ante mi cara. Enterrando el rostro entre sus senos, barrí con mi nariz su profundo canalillo antes de comenzar a besar sus excitados pechos y a propinar pequeños mordiscos en sus grandes pezones. Elevé su trasero con mis manos, dejando su entradita apoyada en la punta de mi verga. Sosteniendo sus nalgas con mis manos la ayudé a deslizarse hacia abajo a lo largo de mi verga, que pronto se vio ensartada dentro de Julia. Mientras se acoplaba a mí, Julia ronroneaba dichosa de verse por fin penetrada. Completamente empalada, su trasero aprisionaba mis huevos. Julia se hizo hacia adelante, poniendo sus prodigiosas tetas a la altura de mi cara. Sin hacerme ...
... de rogar, me dispuse a comerle las tetas y los pezones, mientras que ella comenzaba a subir bajar sobre mí. Sus manos, apoyadas en mis hombros ayudaban el movimiento de sus caderas, que alzaban para luego dejarse caer con todo su peso encima de mi polla. Sus tetas botaban ante mí con cada movimiento, y mis manos sometían su espalda arqueándola hacia mí. Julia suspiraba, gemía y se retorcía con fuerza con cada golpe de cintura. Su ritmo fue aumentando, hasta hacerse cada vez más incontrolado. Oleadas de placer recorrían nuestros cuerpos, que se erizaban a cada encuentro de nuestros sexos. Su piel se iba saturando, anunciando la proximidad del orgasmo. La piel de sus pechos se puso en carne de gallina, y sus duros pezones acabaron de cristalizarse del todo. En ese momento, cogiendo a Julia por la cintura, y sin desligar mi sexo del suyo, la hice girar, hasta dejarla tumbada de espaldas sobre mí. Mi polla se salió de su chochito, así que separé sus piernas, que quedaron colgadas a ambos lados de las mías, llevé su mano hasta mi verga, y la ayudé a meterla de nuevo en su agujerito. Julia estiró sus brazos hacia atrás, agarrándome el cuello, su rostro se giró para fundir sus labios con los míos, y en ese momento comencé a apretar desde atrás, arrancando de sus labios los más formidables aullidos que jamás había escuchado de ninguna de mis amantes. Agarré con furia sus esponjosas tetas, y pellizcando sus formidables pezones apliqué todas mis fuerzas en bombear el coño de Julia. Con ...