Mujer al fin: primera vez
Fecha: 29/10/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: karinatv, Fuente: SexoSinTabues
Mi primera experiencia Mi primera experiencia En la escuela, en tercer grado mis amigos eran mas adelantados que yo. Nos sentabamos en las carpetas del fondo y en los recreos hablaban de sexo, no eran expertos ni bien informados pero hablaban, y yo escuchaba. Se decía que “cachar”(copular) era meter la pinga en el poto y cuando alguno me pregunto si me “hacia la paja”(masturbaba) no supe que decir, no sabia que significaba eso. Sin embargo yo si me masturbaba, y me gustaba mas cuando me ponia ropa de mujer. Había visto algunas revistas con fotos de parejas teniendo sexo y una de ellas me impresionó particularmente donde la femina penetrada en cuatro patas mordía sugestivamente su labio inferior mostrando en el rostro inconfundibles signos de gozo y placer. Imaginaba que era yo esa mujer, y en cuatro patas me masturbaba ansiando sentir el mismo placer que produciría un extasis similar en mi rostro. En la escuela, las cosas se pusieron mas picantes. Algunos amigos accedieron a ser “cachados” por los mas adelantados. Consistía en sentarse con ropas encima de otro y se realizaban movimientos coitales. Siempre con la ropa puesta. Al maximo, el que estaba abajo extraia el pene del pantalon pero nunca hubo una real penetración o al menos yo no la vi o no me enteré. Se hacían competencias por quien se movia mejor, se hacian cambios de parejas y hasta se acariciaban los pechos simulando que alguno tuviese verdaderos senos de mujer. Yo no participaba de estos juegos, no me parecía ...
... correcto, pero lo deseaba. En mi casa, pasé de querer ser la mujer de la foto a imaginarme como uno de mis amigos que era montado, y en especial ser montado por Alberto, que era mi compañero de banca y quien me atraía mas, era flaco y mas alto que yo y sin duda era el mas ardiente de todos. Alguna vez jugando, uno me propuso hacer el caballito; es decir yo parado se montaba encima mio y me cabalgaba como jinete y yo caminaba imitando un corcel. Un juego inocente. Mientras lo hizo, descendió un poco por el movimiento y también un poco por su peso y sus partes quedaron encima de mis nalgas. Me di cuenta de ello e hice como si nada sucediera, mas bien intencionadamente no lo sujetaba bien acomodandolo para sentir mejor sus partes encima mio y moviendome como una yegua propiciando este dulce roce que yo empecé a disfrutar. Por un momento sentí cosquilleos y revoloteos de mariposas en mi estomago, hasta que Alberto se dió cuenta de ello y me pidió hacer lo mismo con él a lo que yo me rehusé, quizas por pudor, quizas por miedo a que me descubriera. Pocos dias despues, durante un recreo en que nos quedamos en el salon me dijo:”Te cacho” Y yo accedí, un poco por curiosidad, un poco por que me tomo desprevenida y mas que nada por que yo lo deseaba. Me senté encima suyo, siempre con la ropa puesta, y volví a sentir las mariposas y el cosquilleo, sentía sus partes duras entre mis nalgas y mi excitación se acrecentaba. Alberto me tomo de la cintura y empezó a moverse adelante y atras, mi ...