Sexo, vinos y Bossa Nova
Fecha: 19/04/2019,
Categorías:
Hetero
Grandes Relatos,
Autor: flakojorge, Fuente: CuentoRelatos
... besarse pero apenas rozándose. Ella me miró y me repitió el gesto de invitación que ya era inequívoco. Me levanté, me acerqué a ellos lentamente y me puse detrás de ella intentando acompañar sus movimientos. Me moría de ganas de tocarla, de besarla, de apoyar mi cuerpo contra el suyo, pero aun sin saber las reglas del juego, preferí ir despacio y esperar el momento indicado. Ella percibió mis dudas, tomó mi mano y la colocó en su cintura, mientras con la otra mano me acarició la nuca y me jalaba hacia ella. Yo venía lento pero no era tonto. La tomé de la cintura con decisión y posé mis labios sobre su cuello. Mi pelvis rozaba sus nalgas a cada movimiento y en escasos segundos aquella erección indeseable del auto volvió a aparecer, ahora con mas fuerza y sin temor a ser descubierta. Ella notó la nueva presencia y ahora movía sus caderas mas fuerte y empujando un poco hacia atrás, para maximizar el contacto de su cola con mi pija erecta. Estuvimos así hasta finalizar el tema. Luego Gastón le susurró algo al oído que no llegué a entender. Se fue diciendo que sigamos, que ya volvía y así quedamos Andrea y Yo, solos. Esta nueva situación me hizo tomar la iniciativa. Comencé a besarla con pasión en el cuello, en la nuca, en la zona descubierta de la espalda, mientras mis manos acariciaban su cintura y su vientre por sobre el camisón. Ella disfrutaba plenamente de mis besos y mis caricias y lo demostraba con breves gemidos que me excitaban al máximo y me incitaban a seguir ...
... descubriéndola. En un momento percibí que al besarla ella buscó mi boca con la suya. Yo deseaba esos labios con ansias, la invité a girar con mis manos en su cintura, tomé su nuca con mis manos y nos besamos como dos amantes en su plenitud. Nuestras bocas estaban selladas una con la otra y nuestras lenguas se buscaron a la velocidad de la luz. Nos apretamos el uno al otro con toda la fuerza de nuestro deseo. Sus tetas de pezones erectos contra mi pecho, su pelvis contra la mía, mis manos en sus nalgas. Nuestras pieles se deseaban con desesperación. Yo aparté las tiras que sostenían su camisón sobre los hombros. La prenda cayó con elegancia y sin resistencia. Sus pechos al aire eran la gloria, tan cerca de mi alcance, sus pezones rosados, duros, prominentes llamaban a ser devorados. Empecé a descender con mi boca, desde su cuello, lentamente, hasta llegar a sus tetas. Las besé con suavidad y dedicación, quería disfrutar del fino platillo con todos mis sentidos. Lamí sus pezones, los apretaba con mis labios y sentía el pacer que le causaba a ella, que jugaba con sus manos en mi nuca y suspiraba. Cuando percibí que era el momento comencé a agacharme mientras no dejaba de besarla, ahora en su vientre perfecto y en dirección a su vulva. Ella aún vestía una tanga muy delicada. Al llegar a la prenda ya el perfume exquisito de su cuerpo se mezclaba con el de su sexo. Al bajar su tanga, noté que ella estaba tan mojada que se pegó un poquito la tela. Ahora el olor a sexo era notorio y eso me ...