En Casa
Fecha: 29/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Tengo que empezar diciendo que soy una chica de diecinueve años y que desde los dieciocho mantengo relaciones sexuales completas con la persona que mas amo sobre la tierra, mi padre. En mi familia somos tres hermanos de los cuales yo soy la menor. Con el paso del tiempo y la rutina diaria del trabajo la relaciones sexuales entre mis padres cada vez se fueron esparciendo mas en el tiempo, lo que provoco que mi padre no pudiera soportarlo, un hombre de cuarenta y dos años, atractivo para cualquier mujer por su carácter abierto, por su extraordinario físico y su talante ardoroso y pasional. Las discusiones entre ambos, que desde mi cuarto podía perfectamente oír por estar junto al de ellos, fueron muchas noches mi única cena. Mi madre alegaba constantes excusas para no hacer el amor con mi padre, lo cual le fue entristeciendo cada día mas, a pesar de que disponíamos de una economía familiar desahogada. Yo me sentía muy mal porque le quería con locura. Debido a que este tipo de situaciones cada vez se hizo mas frecuente decidí comentárselo a mi mejor amiga, Paqui, dos años mayor que yo. Una tarde mientras estábamos en mi habitación, me comento que en su casa también se produjo la misma situación hacia ya tres años y que ella había decidido solucionarlo insinuándosele a su padre para que este le propusiera mantener relaciones sexuales. Mi primera impresión fue de escándalo, pero a medida que me iba explicando como lo había logrado y, sobre todo, lo bien que lo pasaban juntos ...
... cuando su madre no se encontraba en la casa debido a lo mucho que se querían, me fui dando cuenta de que esta era la mejor solución a adoptar, y además me parecía imposible que pudiera haber alguien que le diera mas amor a mi padre que yo. Paqui me animaba cada día a montarme a mi padre ,contándome donde, como y que hacia con el suyo. No se podría decir que fuera una ilusa en lo referente al sexo, pues ya había visto películas porno que mi hermano traían a casa para ver a escondidas y luego masturbarse, y también, en mas de una ocasión, había podido contemplar con todo lujo de detalles como mis padres follaban sin importarles en absoluto ser oídos. Sin embargo, de manera activa a lo más que había llegado era a unos manoseos que me había dado con algunos compañeros de colegio y algunas sesiones lésbicas que nos habíamos dedicado Paqui y yo tras hojear algunas revistas porno que habíamos conseguido por diferentes medios y que nos ponían realmente a cien. El cuerpo desnudo de mi padre tampoco resultaba su secreto para mi, ya que varias veces le había visto desnudo ya que nunca cerraba la puerta del cuarto de baño tanto si iba a ducharse como si iba a orinar, pero en todas esas ocasiones su polla siempre estaba flácida, y aunque así, ya era de unas proporciones inmensas. Comencé pues a mostrarme todavía mejor y mas cariñosa con el, tal y como Paqui me había aconsejado, aprovechando cada ocasión que se me presentaba para exhibirme, colgarme de su cuello y clavarle mis duros pezones en ...