1. En Casa


    Fecha: 29/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su fornido pecho, para restregar mi prominente y duro trasero por su entrepierna o para sentarme a horcajadas en sus rodillas y poco a poco deslizarme hasta que mi raja quedase apoyada sobre el enorme bulto que se le formaba bajo sus pantalones. Intentaba siempre llevar la menor ropa posible; en el cuarto de baño, en los dormitorios, en el pasillo e incluso en la cocina. Ya no me escondía las miradas que mi padre dedicaba a mi esbelto cuerpo, mi culo, mi pubis, mis caderas y sobre todo mis tetas que procuraba enseñarle a la menor ocasión y que el no desaprovechaba ya que incluso con mucha suavidad, y haciéndose el despistado, acariciaba provocándome innumerables orgasmos. Recuerdo un sábado por la mañana que todos dormían, la noche anterior había sido movida porque, como de costumbre, mi madre se había negado a hacerle el amor. Me levante temprano para tomar un vaso de leche fría porque el calor de la noche junto al sueño de verme sintiendo la dura verga de mi padre dentro de mi ser, me habían hecho sudar en exceso; me hice una paja y todavía algo somnolienta por el pasillo con una minúscula braguita blanca y una camiseta del mismo color que se me pegaba al cuerpo dejando entrever la dureza de mis pezones y las formas de mi ya bien formadas tetas me dirigí hacia la cocina; entre y al hacerlo de bruces con mi padre que solo llevaba un slip blanco muy ajustado que le marcaba el tamaño de toda su polla. Quedamos abrazados y ninguno de los dos hizo ningún intento de separarse ...
    ... del otro. Comencé entonces a sentir que algo muy caliente se iba haciendo cada vez mas grande y duro a la altura de mi estomago. Sabiendo lo que era con mi mano derecha comencé a acariciarlo dulce y suavemente; mis movimientos hicieron que todavía creciera más y más. Recordé entonces que Paqui me había dicho que a su padre lo que mas le gustaba era que le acariciase la polla por encima del slip hasta que estuviera bien dura para luego sacársela y mamársela hasta que derramara su leche en su boca, cosa que a ella también le encantaba. Mi padre mantenía sus manos mesando mi larga cabellera y ejercía una ligera presión hacia abajo; comencé entonces a descender lentamente sin dejar de mover mi mano sobre su picha. Cuando estuve a la altura de su polla empecé a besarla en toda su extensión a la vez que con la punta de mi lengua la recorría en toda su longitud. Mi padre gemía y me pedía que no parase. Embriagada por su olor, que ya conocía por haberme apoderado muchas veces de sus prendas intimas, en algunas ocasiones manchadas por semen, como una perra en celo, introduje muy despacio mi mano derecha bajo su slip mientras con la izquierda muy suavemente sostenía su aparato. El calor que de su picha me llego casi me abraso la mano. No pude aguantarme, cerré los ojos y con un movimiento rápido se la saque y me la introduje en la boca. Un sonido de alivio se escapo de los labios de mi padre quien sostenía mi cabeza con firmeza como si pensara que yo pudiera abandonar la mamada que con ...