Emputecida y Sumisa Capitulo 9 - Relatos Eróticos

Emputecida y Sumisa Capitulo 9

... me metió uno tras otro los anillos que eligió Rubén. Sentí bastante dolor y, por qué no decirlo, cuando me puso el piercing, placer, menudas manos tenía el chico. Al finalizar le dijo a Rubén que no podríamos hacer el amor durante una semana, hasta que bajara la inflamación, y que si me tiraba de la anilla una vez ya cicatrizada la herida, me proporciona un placer indescriptible. Por último y como si ya no era suficiente Rubén le dijo al chico que me pusiera piercing en los dos pezones. Eran del tipo grande y con movimiento pendular que eran los más vulgares que a mi parecer habían en la tienda. Me puso otra vez spray anestésico en los pezones, los pellizcaba bien y me metió una aguja en cada uno, roscando luego las bolas de los lados, yo vi las estrellas. Nos dijo que no me los quitara en un mes para que los agujeros no se cerrarán. Entre unas cosas y otras me costó todo 800 €, después cenamos algo y a casa, para ducharme y vestirme para salir a la disco. Ruben eligió todo lo que me pondría esa noche, dejándolo sobre la cama. Salí desnuda del baño, ya que recordé que Rubén no quería que tuviera intimidad viviendo con él. Me puse todo lo que eligió. Un tanga rojo, una minifalda de cuero negra super corta, un top de cuero negro que más bien parecía un sujetador, unas sandalias blancas de 18 cm. El pelo lo llevaba suelto, me ordenó maquillarme bastante en tonos rojos y los ojos en sombras oscuras y bien delineados. Uñas de pies y manos pintadas de rojo. Por último me eligió un ...

... bolso de cuero de color blanco haciendo juego con las sandalias, muy pequeño. Todos los bolsos los compró muy pequeños ya que me ordenó que en ellos sólo podría llevar en adelante, el tabaco, el mechero, el móvil, unos kleenex, el monedero, un tampax el día que tuviera la regla, y un condón. Esta norma me remarcó que tendría que cumplirla siempre si no quería tener problemas. Antes de salir me llevó a un espejo grande se puso detrás de mí, y me preguntó que qué veía, me quedé callada y respondió él por mí diciendo: Veo a una pija hortera, calientapollas, con pintas de guarra y putilla, pero segura de sí misma y de que puede hacer con los tíos lo que quiere. Veo también a una tía que vive al día, que con 21 años está aprendiendo a vivir, que quiere probar de todo, que no tiene interés por nada, sólo por la juerga y que probablemente no tiene estudios y es una ignorante. Prima, aquella definición me dejó de piedra, porque tenía razón, es lo que veía yo también, por mi aspecto físico, no era la misma chica de hace 2 semanas, no solo por las pintas que me daba la ropa, los piercing, los tatuajes que quedaban todos a la vista, el maquillaje el peinado, etc.... alguien que no hubiera sido testigo de mi cambio progresivo en estas semanas, no me reconocería. Nadie pensaría que me quedaba poco más de un año para acabar la carrera de empresariales, sino más bien que no había estudiado ni el bachillerato. No contento con eso, Rubén me dijo que se me vio muy cortada en la tienda y que me ...