1. La Doctora y yo


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... no me volteaba de frente al llegar a la pared contigua me dijo "con tanta chica guapa que dices andar y ahora te muestras incómodo de mostrar lo que te hace hombre y todavía a una doctora". Mi problema era que empezaba a luchar contra un principio de erección a pesar de la situación en que me encontraba. La oí decir entonces que no fuera tan vergonzoso, que no tuviera pena ya que mi físico era excelente y con sólo verme mis musculosas y bien formadas nalgas podía entender el éxito que tenía con las mujeres. Al voltearme entonces de frente, su mirada recayó de inmediato en mi sexo que ya no lo podía mantener flácido y había comenzado a crecer. Notando esto dejó escapar una sonrisa diciéndome que no me preocupara, que ella entendía como doctora lo caliente que éramos sobre todo los chavalos jóvenes y que avanzara hacia ella para proceder con el examen. Al hacerlo agregó mientras sostenía la mirada en mi órgano que con el tamaño de mi sexo y testículos no era difícil imaginarse que anduviera siempre tan inquieto. Así yo de pie y ella en una silla baja procedió a acariciarme los sacos según ella buscando tumores. Pero al hacerme abrir más las piernas y sentir sus caricias ya en la base misma de éstos, la verga se me volvió dura como sable. Al sentirla ya con fuerza sobre el ombligo le pedí si podía usar el baño un momento para relajarme. Me contestó que orinar con una erección así era imposible y que por el contrario me acostara de boca sobre la camilla para seguir con el ...
    ... examen . Acostado ya de boca sobre la camilla con una pierna colgando a cada lado, sentí que me recorría con sus finos dedos toda la partidura incluso acariciándome el orificio con una mano y los sacos con la otra. Con todo ese masaje y todavía con la penca toda erecta presionando la colchoneta de la camilla sentí que me iba a venir con todo y ella notando que yo había comenzado a tensar el cuerpo sobre todo el trasero me lanzó una feroz palmada en las nalgas ordenándome que tratara de contenerme ya que si quería pasar el examen médico debía mostrar que por lo menos podía resistir un poco las caricias de una hembra caliente aunque fuera doctora. Entonces para mi sorpresa sentí esta vez sus labios húmedos y suaves besándome por detrás, y recorriendo luego con su lengua y con tremenda pasión toda la partidura. Al sentirla ya bien abajo en los sacos y la punta de ésta presionando el orificio mismo, pensé que no me podría contener mas. El placer era tan enorme que incluso lo sentía hasta en las tetillas y al cambiar de posición y verla ahora con la mitad de mi pene en su boca y sentir el masaje de sus labios y lengua en el frenillo de mi verga ya no pude seguir conteniéndome y comencé con un aullido de placer a derramar semen como loco. Aparentemente no pudo seguir tragando tanta leche porque se lo sacó de la boca mientras seguía chorreando y comenzó como loca a besarlo. Decidí entonces prolongar el placer y agarrando mi órgano con mis manos se lo empece a refregar por toda su cara y ...