1. Noches mágicas - Acto IV


    Fecha: 25/04/2019, Categorías: Anal Gays Primera Vez Autor: SirLawrence23, Fuente: xHamster

    ... separó convirtiéndose en una pista de aterrizaje plana, con escaso reborde y mi esfínter salió disparado hacia fuera, hacia el exterior de esta pista, desprotegido y desmesuradamente abierto.En esta posición, el misil cuya cabeza nuclear de color violeta permanecía dentro, no encontró ninguna resistencia para, de un solo golpe enterrarse hasta las bolas. La violencia del empujón hizo que mi cara se estrellara contra el pubis de Sergio y su sexo llegara hasta el fondo de mi garganta. Tuve la sensación de que el mástil de René se iba a encontrar con él en mi esófago. Por un momento fui consciente de la realidad: tenía alojada por entero la enorme polla que llevaba deseando toda la noche y que me había dado tanto miedo al principio por su tamaño. Ese enorme bazuca, ese duro badajo, esa enorme verga de caballo... dentro de mí, en su totalidad. ¡Uuuf qué gusto! Después del dolor inicial, qué gozo. Me sentí tremendamente feliz y dichoso, con ganas de comerme a besos a mis dos amantes: hombres jóvenes, bellos, dulces, fuertes, agradables... Pensé incluso que los quería. El amor apareció como un nuevo sentimiento en mí. Amor hacia seres de mi mismo sexo. ¿Amor o deseo? No sé, todo era un tanto confuso en ese momento. Lo que era cierto es que me sentía en la gloria.Mis jadeos y mis gruñidos se apagaban contra el sexo de Sergio, muy hinchado ya. René, sin desalojar un ápice y manteniendo sus caderas pegadas a mis nalgas, comenzó a moverse haciendo círculos con ellas, logrando que su ...
    ... cipote se cimbreara en mi interior. Lo podía sentir rozando las paredes de mi intestino. Bamboleando su badajo por toda la campana de mi culo parecía estar tocando a arrebato, si bien el fuego no estaba muy lejos, sino que lo provocaba él con sus movimientos.Mi polla colgaba entre mis piernas igual que una campana en el campanario, chocando contra uno y otro muslo, gorda y pesada. Me la veía más grande que nunca. Sin vello alguno que la hiciera sombra, con su enorme cabeza rojo cereza, su mástil grueso, de venas bien marcadas, y acompañada por una bolsa en la que se percibían dos redondas bolas brillantes y rojas. Estaba espléndida. Un hilillo de semen salía de forma constante... en ese momento hubiera querido ser de goma para, doblándome, podérmela chupar y saborear mis propios jugos saliendo de mi interior. Alargué mi mano derecha para acariciarme, tiré de mis huevos hacia mi vientre y pude contemplar por debajo los de René. Solté los míos y cogí los de él, tiré de ellos suavemente y me los restregué contra mi canal, los froté con los míos, sentí su peso y su calor, hasta que su dueño decidió cambiar de táctica e inició un ataque frontal a mi culo en toda regla.Volví a mi posición inicial apoyando mis antebrazos en la cama y mi cabeza sobre Sergio, cerré una vez más los ojos y me concentré en las embestidas de mi torturador. Su polla había salido hasta dejar medio capullo al aire. Esperé con ansia una embestida fuerte hasta las bolas, como había sido la primera, pero no fue ...