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La Feria viene al vecindario
Fecha: 30/04/2019, Categorías: Grandes Relatos, Fantasías Eróticas Autor: DOÑA TANIA, Fuente: CuentoRelatos
Estaba totalmente cansada y obstinada del vecindario, los cuentos interminables de las viejas chismosas, aunque mis amigas me decían que eso se debía a la enorme envidia que me tenían, claro por mis enormes tetotas y mis grandes nalgotonas. Eso a su vez me provocaba risa y a la vez molestia. Por otro lado el aburrimiento se hacía costumbre las tardes en el lugar asi que algo llamó mi atención para cambiar de opinión. Observé en un folleto de publicidad que la feria llegaba al vecindario con todas sus atracciones. Eso me puso muy emocionada ya que me hizo recordar mi adolescencia cuando al salir de la preparatoria nos íbamos a divertirnos sanamente entre amigos. Eso hizo que me vistiera para la oportunidad de divertirme esa tarde, me puse un vestidito blanco muy corto y de tela ajustada que llegaba apenas a tapar mis voluptuosas nalgotas y que por delante dejaba marcar la forma redonda de mis dos inmensas tetas. Me hice una cola de caballo en el cabello y me puse unas sandalias de tacón alto con un trenzado que llegaba a mis pantorrillas. De ropa interior me puse un bikini pequeñísimo de encaje negro y el brasier me molestaba un poco con el broche del vestido asi que no me puse nada sobre las tetas eso hacía que se notaran mis aureolas por encima de la estirable telita del vestido. Cualquiera pensaría estaba vestida muy atrevida, pero para asistir a una feria donde todas las personas van a disfrutar del entretenimiento y los parques de diversiones me sentía bastante ...
... tranquila y cómoda. Me maquillé bastante bien y al mirarme en el espejo me noté despampanante, espectacular y exquisita. Luego de estar ya lista, tomé mi bolso y salí con mucha alegría al lugar donde estaba instalada la feria que era solo a un par de cuadras de mi casa. Solo bastó caminar unos cuantos metros cuando me di cuenta que varios automóviles me tocaban la bocina al pasar a mi lado. No pensé fuese por algo del otro mundo pero al revisar cómo iba mi vestido observé que al caminar se me subía hasta la mitad de mi culote, no es lo mismo medirse un vestido parada que caminar con él. Eso me pasaba factura ya que debía bajármelo en unos cuantos pasos que daba. Por eso los conductores se volvían locos al ver tal monumento de hembra más bien una potra culona y tetona andando por el vecindario moviendo con tal gracia sus sendas piernotas de caballota. Por otra parte mis tetazas hacían su espectáculo delante al caminar bamboleándose con cada paso que yo daba, estirando y contrayendo la fina telita y con eso casi transparentándola dejando ver las amplias y maravillosas aureolas de mis tetones. En ese momento me cercioré que estaba vestida muy provocativamente en otras palabras como una tremendísima puta. Pero la emoción de llegar a la feria de degustar un rico algodón de azúcar no iba a hacerme regresar para cambiarme de ropa. Por unos cuantos segundos casi llegando a la feria me descuidé de ajustar mi vestido que cuando mire al frente de mí, entre mis piernotas vi como mi tanguita de ...