Anita en el octavo piso
Fecha: 20/05/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Voyerismo
Sexo Duro
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
... mujercita.Era una pija enorme y bastante gruesa. Supe que Anita iba a sentir dolor si ese hombre no la trataba con gentileza.Ella le pidió que se colocara un condón; pero el hombre se largó a reír y respondió que le llenaría la concha de leche caliente y mi esposa iba a disfrutar de ello."Está lista, Señora…? Preguntó el tipo, mientras movía sus pies sobre los de Ana, para apartar un poco más las piernas de mi esposa.Anita estiró sus manos hacia atrás y tomó esa enorme verga para guiarla hacia sus labios vaginales abiertos e invitantes. Luego tomó una bocanada de aire y contuvo la respiración.El hombre de repente se hundió en ella con una sola embestida, llegando hasta el fondo de la estrecha vagina de Anita.Ella gruñó, jadeó y aulló de dolor, inclinándose hacia adelante para facilitar la penetración.El guardia comenzó a cogerla sin piedad, mientras Ana trataba de llevar su trasero contra el pubis de él; seguramente para aliviar el dolor…Unos instantes después, pude ver que Ana se acariciaba los labios vaginales con sus dedos. Sabía seguramente que ese tipo iba a acabar antes que ella; por eso usaba la estimulación manual.El guardia era un hombre mayor, de casi sesenta años, pero con una tremenda histamina; no mostraba signos de cansancio…El tipo sintió que mi esposa acababa de repente, cuando el cuerpo de Ana se tensó y aulló de placer mientras temblaba en su orgasmo.Entonces comenzó a bombearla con todo, cada vez más duro.De repente pareció alcanzar el clímax. Se arqueó, ...
... tomando a Anita por sus redondas caderas y se vació dentro de su dilatada vagina…Luego colapsó sobre la espalda de mi esposa y se quedó encima de ella por unos instantes. Finalmente se incorporó, sacó su verga todavía tiesa y comenzó a vestirse, mirando a Ana, todavía inclinada sobre la mesa."Se lo agradezco, Señora Ana… realmente necesitaba una concha así…”Luego abrió otra puerta lateral y despareció de mi vista.Anita permaneció unos instantes allí, reclinada con sus piernas abiertas. Una mezcla de fluidos salía de su enrojecida concha y se deslizaba entre sus muslos.De repente se levantó y miró en todas direcciones. Yo sabía que necesitaba todavía más, porque no había quedado satisfecha con un solo orgasmo.Se recostó de espaldas sobre un amplio sillón y abrió bien sus piernas. Lubricó un par de dedos con su propia saliva y los introdujo entre sus labios vaginales, tan profundo como pudo.Cerré la puerta sin hacer ruido y me alejé despacio, mientras oía a mi esposa acabar a los gritos en medio del silencio de ese pasillo oscuro.Tomé el ascensor y nos minutos después regresé al sexto piso. Allí encontré a mi adorada esposa, acomodando carpetas y papeles.Ana sonrió y se arrojó a mis brazos.“Llegaste temprano. Suerte… ya estaba aburrida de estar sola…”Me imaginé que esa noche en nuestra cama ella no podría negarse a ser sodomizada; ya que su delicada concha estaría todavía inflamada y bien dolorida… Ese hombre realmente la había dejado bien arruinada…También me prometí a mí mismo, ...