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Él te observa (episodio 2)
Fecha: 24/05/2019, Categorías: Incesto Voyerismo Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
Detectando actividad paranormal Aquel domingo falté a misa por segunda semana consecutiva. No recuerdo cómo excusé mi ausencia en esa oportunidad, ni la reacción de Irene ante mi nueva falta; sólo me recuerdo observando el veloz accionar del empleado de Gutiérrez. Cinco cámaras más –cada una con su correspondiente micrófono– fueron instaladas ese día: cuatro en el piso de arriba (una en cada habitación y otra en el amplio espacio exterior a las tres habitaciones) y la restante en la cocina. A partir de ese momento comencé a transformarme en un verdadero Gran Hermano. Cuando estaba en casa pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en mi despacho vigilando. Estaba totalmente alienado. Llegaba del estudio y buscaba cualquier excusa –que casi siempre tenía que ver con un supuesto excedente de trabajo– para recluirme y observarlo todo, especialmente a Ali. La observaba mientras estudiaba, mientras miraba televisión, mientras peinaba su largo cabello castaño y también mientras dormía. A veces me quedaba hasta altas horas de la madrugada esperando a que su agitado sueño la destapara y quedaran expuestas ante mi vista las virtudes de su apetecible anatomía. Recuerdo una noche en especial: mi nena dormía con un pequeño camisón rosa de encaje, cuya liviandad textil y la adornada transparencia de su trama transformaban la imagen de mi pequeña en la mejor ofrenda a la dupla pagana Eros-Morfeo. Tan breve era ese camisón que rápidamente trepó la sensual cadera de mi niña hasta ...
... depositarse insolente sobre su estrecha cintura. Entonces pude observar que el conjunto era completado por una bombachita del mismo color y textura que el camisón. Mientras dormía boca arriba pude ver el diminuto triángulo garigoleado de esa bombachita y las dos tiritas que lo sostenían –tan delgadas como un hilo– ajustándose a sus voluptuosas caderas. A uno de los lados podía verse parte de su abdomen: absolutamente plano, y al otro sus preciosas piernas: construidas con una perfección casi obscena. Pero la exposición abarcaba aún más que su tren inferior ya que uno de los breteles de su camisón había resbalado por su hombro dejándole una teta al aire. Uno de sus rosados y deliciosos pezones asomaba como sol naciente por encima del sutil volado que cruzaba el pecho de la prenda. Cuando se dio vuelta para quedar durmiendo boca abajo pude comprobar que la bombachita era en realidad terrible tanga, cuya casi imperceptible tirita trasera se le perdía en la cola de la forma más impúdica posible y se unía en su espalda baja con aquellas otras tiritas que rodeaban sus caderas. Verla con un atuendo de cama tan hot casi me hace estallar la cabeza, más aún cuando me tomé la libertad de fantasear con que ella sabía que yo la estaba observando y se había vestido así sólo para calentarme. Ese fue el momento cumbre de mis noches vigilantes. Prácticamente me destrocé la pija a bestiales jaladas mientras injustamente maldecía con furia a mi inocente hija: “¡no podés tener ese orto, pendeja!”. Pobre ...