Por amor a la familia (día cinco - parte cinco): La cena
Fecha: 01/06/2019,
Categorías:
Transexuales
Incesto
Autor: lesliefer, Fuente: CuentoRelatos
... ocurría preguntarme eso, que apenas era una niña, una tercera contestaba que ni que fuera una monja, que a su edad ya le gustaba “el tronco” y todas reíamos, hablaban de penes, de hombres y de muuuuuuuuucho sexo, nunca conteste alguna de sus preguntas directamente, primero porque no me dejaban ni hablar y segundo porque no existía un pasado. Las copas se nos fueron subiendo, yo estaba más desinhibida, mi tío no dejaba de reír, de vez en cuando me observaba y al ver que yo estaba totalmente acoplada, el seguía tranquilo en sus asuntos. Había olvidado totalmente qué situación estaba viviendo, había olvidado que era un hombre vestido de mujer, había olvidado mi temor a ser descubierta, había olvidado las nuevas sensaciones corporales a causa de las prendas femeninas, simplemente todo esto fue parte de mí, me había metido tanto en mi papel que ya era una mujer viviendo un momento común. Tenía mis piernas cruzadas, pero ya me había cansado de esa posición, las estire y las cruce pero ahora la otra encima de la primera, fue cuando sentí algo extraño. Entonces recordé: la tarjeta que aquel atrevido hombre había puesto en mi media. Metí mi mano bajo la mesa y bajo mi vestido, tome la tarjeta y en la distracción de las carcajadas, la guarde en mi bolso. Justamente cuando lo cerraba, los señores se nos acercan y nos levantan a todas a bailar, fuimos todo el grupo, yo me sentía aceptada, tanto por el grupo como por la sociedad en que estábamos, reíamos, bailábamos, mi tío se acercaba ...
... un poco, se alejaba, me tomaba de la cintura, me daba vueltas, mi falda se levantaba con esos movimientos, dejando al descubierto la orilla de las medias y el liguero, trataba de detener el vestido para no exhibirme, pero mi tio me jalaba hacia él, parecía divertirle eso de mí, estaba impresionada de mí misma, me movía muy bien en tacones, parece que había nacido para usarlos. La mayoría de las señoras se cansaron y se fueron a sentar, llevándose con ellas a sus esposos, solo quedamos nosotros del grupo, mi tío se acercó y me tomo con ambas manos de la cintura, se acercaba y me decía que estaba muy contento, que estaba orgulloso de tenerme ahí, que le encantaba que todos me vieran, poco a poco sus palabras dejaban de ser en el oído y me hablaba más cerca de la boca, le advertí que nos podían ver, y el me respondió que nadie de los de ahí, a excepción de sus amistades, sabían quienes éramos o nuestra situación, me dijo que era muy común que los hombres maduros se casaran con chicas jóvenes y que eso podrían pensar los demás, pero finalizo diciendo que en realidad no le importaba lo que pensaran. Bailando me fue llevando al centro de la pista, donde nos perdíamos de vista de sus amistades, seguía hablándome a la boca hasta que finalmente me tomo con una mano de la cintura y la otra de la nuca y me beso, ahí, en medio de todos esos señores, en público , en una pista de un salón totalmente iluminado. No sé cuánto tiempo transcurrió en ese beso, solo podía escuchar la música más ...