Confidencias 06 Eduardo la tiene gorda
Fecha: 04/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... mi recto limpio, me apliqué crema y colonia y me coloqué la ropita que él había elegido, sería la primera vez que iría a la calle vestido de nena, con un uniforme de colegiala y medias hasta las rodillas de color verde. El espejo me reflejó como una niña un poco traviesa, con la faldita muy corta como a ellas las gusta llevarla para enseñar las nalgas a los chicos, pero ellas llevan braguitas y yo un tanga con el culito libre, si en la calle me inclinaba cualquiera vería mi pompis y el hoyito. Pero hacía frío y parecía que llovería, estaba emocionado por salir así la calle por vez primera, papá me pidió que me colocara una trenka con capucha. Solo habló papá para despedirse, todos me miraban menos Erico que giraba la cabeza y mamá me envió un beso en el aire animándome. Hasta ahora había estado tranquilo y durante el viaje en el coche daba muchas vueltas en la cabeza a lo que podría suceder, a pesar de que papá me había dicho una y mil veces que no sería algo malo, que el tío Eduardo me quería y que lo pasaría bien, no terminaba de estar tranquilo y las piernas me temblaban por la angustia ante lo desconocido. Las puertas de la mansión se abrieron solas, y miré para atrás, y vi como se cerraban al pasar el coche, ya no había vuelta atrás, estaba encerrado entre los altos muros que rodeaban la casa y el enorme jardín, con el pabellón al lado de la piscina que conocía de otras veces, cuando de niño me llevaban para pasar el día. No fue necesario que tocáramos el timbre, un ...
... hombre de la edad de papá más o menos, que me resultaba conocido, nos esperaba en la puerta, era un hombre apuesto y en la casa debía de hacer calor pues llevaba una camisa y chaleco de la misma tela que el pantalón. El hall era amplio y me tranquilicé un poco al verle decorado moderno, con lujosos muebles y conectado con una gran salón, me temía al ver la casa por fuera que resultara terrorífica y era todo lo contrario, pero yo ya no la recordaba bien, siempre que la miraba, cuando era niño, desde la piscina y el pabellón de verano, me daba miedo y me imponía. El salón tenía una enorme cristalera en el techo dos pisos más arriba, y aunque el día estaba gris, había mucha claridad sin una lámpara encendida. Papá me pidió el móvil y lo que llevara en los bolsillos de la trenka, solo tenía el móvil, que por cierto me había regalado Eduardo, y un paquetito de pañuelos desechables. -Si tengo que llamarte papá, ¿cómo lo hago? -No te preocupes, yo vendré a recogerte. –quisiera o no estaba aislado y sin posibilidad de comunicarme con el mundo exterior, dependiendo enteramente de que papá no se olvidara de mi y que volviera a buscarme. Llegaba el momento de quedarme solo y temblaba, de verdad que tenía unos sentimientos muy raros, curiosidad, miedo, ansiedad, temor. -No te olvides de recogerme, por favor papi. –me abrazó inclinado y me beso la mejilla. -Nunca hijito, me tendrás aquí antes de que lo pienses y pórtate bien como un buen nene, demuéstrale al tío lo que lo quieres y haz todo ...