1. Madre soltera busca


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Masturbación Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    Tocaron el timbre y fui a abrir. EraLaura, una vecina del mismo edificio. Lo que me extrañó es que venía en bata y traía en mano utensilios de limpieza.—Hola —me saludó—. ¿Te interesa que limpie tu hogar?Por un segundo no entendí. Luego me cayó el veinte. Y es que Laura, desde ya hacía unos meses, se quedó sola con sus hijos. Su esposo la abandonó, al parecer, pues simplemente ya no lo vi por ahí. La dejó con tres hijos, uno que ya iba en secundaria y dos más pequeños.Se las debía estar viendo muy duras y arremangonas.La miré de abajo a arriba y dije:—Pero si ya vienes bien preparada. Te ves como toda una profesional —improvisé, tratando de brindarle confianza.Imaginé que ofrecer esos servicios a un vecino a quien veía diariamente podría serle un tanto vergonzoso, pese a que no tenía nada de humillante; después de todo lo hacía por sus hijos. Luego dije no sé qué tontera, esforzándome por ser cordial, pero al ver que ella me sonreía forzadamente sólo por pura cortesía, preferí invitarla a pasar. Mi interés por no incomodarla estaba fracasando.La sala, el comedor y la cocina eran un desastre. Lo habitual en un departamento de soltero. Había suficiente quehacer para ella así que se puso manos a la obra.Mientras la veía realizar limpieza pensé que era una tristeza que una mujer tan bella tuviera que ir de puerta en puerta ofreciendo esos servicios. Platiqué con ella tratando de expresarle mi empatía sobre su situación. Le dije que su marido era un irresponsable; que debería por ...
    ... lo menos enviarle una pensión; etc. Pero creo que esto la incomodó.De todos modos me sentía con el compromiso de ayudarla. Fui a mi recámara y tomé todo mi efectivo. Luego regresé a la cocina donde ella seguía lavando los trastos y le ofrecí tal cantidad.No iba a permitir que una mujer así pasara penurias sin necesidad. Ella era muy bella y para mí, las mujeres así, se merecen el cielo.Pero pese a mi buena intensión ella me miró con desconfianza.—Mira, no es nada malo —traté de convencerla—. Además esto es más de lo que podrías ganar haciendo limpieza doméstica por una semana.Minutos más tarde por fin la había convencido.Laurita se retiraba la última de sus prendas frente a mí. Sus carnes de hembra casada, y madre de tres hijos, eran tan bellas como yo había imaginado. Era una preciosura de mujer. De verdad no entiendo por qué el marido fue tan pendejo que la dejó.—...pero si eres un bombón. De veras que el güey de tu marido no ha sabido valorarte —así le dije a Laurita, expresando mi verdad.—Gracias —me respondió un tanto chiveada.Tras haber gozado de ver su cuerpo por primera vez al desnudo (frecuentemente la veía en las escaleras, pero nunca así), Laura continuó con su labor. El trato sólo había sido para que se desnudara y continuara así con su faena. Ella de ningún modo aceptaría ir más allá, eso me lo dejó bien claro.No obstante, yo no tenía prohibido sacarme también la ropa, así que lo hice. Ella trató de simular que eso no le afectaba pero era evidente su nerviosismo ...
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