Camila y su preocupación
Fecha: 05/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Sexo con Maduras
Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos
... el tren a Caseros comencé a mover lenta y disimuladamente, en círculos mi culo, notando como cada vez más aumentaba la excitación de ambos; en mí me daba cuenta porque mi vagina no dejaba de destilar humedad y en él porque su pija estaba cada vez más grande y dura. Creo que de seguir haciendo esto hasta el fin del recorrido hubiese tenido un orgasmo, pero al llegar a San Peña se paró, para bajar, la señora que estaba sentada a mi lado, por lo que puteando, internamente, me senté, porque una cosa es estar buscando tripa y otra es regalarse. No bien me senté él ocupó el lugar que yo ocupaba y pude, de reojo, ver la pija que había estado apoyada contra mi culo, pues esta, aunque su pantalón era de vestir y por lo tanto un poco suelto, se marcaba perfectamente, lo que me dio una idea del tremendo pedazo que tenía ese hombre. Solo permanecieron mis ojos observando su entrepierna uno breves segundos pues no quería delatar los deseos de sentirla y luego al levantar mi vista, vi que se trataba de un hombre de unos 40 años, con saco y corbata, barba completa perfectamente cortada, cabello corto color miel, ojos castaños, boca grande, nariz pequeña y piel blanca. Él al ver mis ojos toparse con los suyos me sonrió y yo, movida no sé por qué, le dedique una leve sonrisa, creo que me ruborice por lo que inmediatamente aparté mis ojos de los suyos. Al bajar mi vista vi que no llevaba anillo, por lo que me puse feliz, tal vez no tanto porque no estaba engañando a su mujer sino porque eso ...
... significaba que tal vez él decidiese casarse conmigo, ¡yo y mis deseos de casarme!, estaba buscando un macho para hacer algo que nunca había hecho y que pensaba que no haría hasta después de casada y me vino el pensamiento de casarme. Él bajo en Chacarita y yo seguí hasta Retiro, soñando despierta con ese hombre que durante unas estaciones había apoyado su miembro en mi cola. Al día siguiente viaje, en el mismo vagón, en el mismo horario esperando encontrarlo pero no tuve suerte. El lunes pasó lo mismo, es decir tuve que soportar como el viernes toqueteos, que no pasaban de eso, porque la mayoría se calienta solo tocando un poco, sin ir a fondo, pero el martes volví a sentir que me apoyaban, y al mirar de reojo vi que era él. Esta vez pude sentir su pija apoyada en mi culo hasta Chacarita, porque no se bajó nadie como para que me sentase. Cuando el tren estaba por detenerse me di cuenta que me colocó algo en el bolsillo trasero de mi pantalón. No resistí la tentación de ver que decía, pero estaría mal si lo veía ahí por lo que aprovechando que un asiento quedó desocupado me senté y vi que decía. En ese papelito estaba, muy bien escrito, por lo que asumí que ya lo traía en su bolsillo, “Espero encontrarte mañana”. Mis piernas temblaron y creo que de no haber estado sentada me hubiese caído. Al otro día nos encontramos y se repitió la rutina, es decir su pija contra mi cola desde Morris hasta Chacarita, y mi culo haciendo círculos lenta y disimuladamente alrededor de su palo ...