1. Mari, mi vecina madurita y pechugona. 1. El ascensor


    Fecha: 06/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Fetichismo Autor: xavimysk, Fuente: CuentoRelatos

    —¡Espera Javi! ¡Espera! Aguanté la puerta del ascensor. Era Mari, la vecina del quinto, quien avanzaba por la portería estirando del carro de la compra con una mano y con un par del bolsas en la otra. —Vaya parece que vienes cargada hasta los topes Mari. —Sí hijo, mañana tengo comida familiar en casa y no veas tú la que se organiza bufff —Contesto mientras yo le sujetaba las bolsas y ella entraba aparatosamente en el ascensor. Marí es la típica vecina de toda la vida. Al igual que mis padres compró el piso recién terminada la obra y de eso hace ya como treinta años, así que la conozco de toda la vida. —Eso está bien Mari, que los hijos y los nietos se acuerden de ti y vengan a ver a su madre. —No creas que se acuerdan tanto, si no soy yo quien les llama para que vengan vienen de higos a brevas —Contesto mientras se cerraba la puerta del ascensor. Mari ronda los cincuenta y cinco años Fue madre muy joven y sus dos hijos, unos diez años mayores que yo, también se casaron relativamente pronto por lo que a su edad ya contaba con cuatro nietos. Hace un par de años un infarto se llevó a Juan, su marido, quedado ella prematuramente viuda. —Uff que calores hijo, este bochorno no hay quien lo soporte —Mari sujeto su blusa por el escote y comenzó a sacudir la prenda intentando introducir algo de aire fresco. Físicamente Mari es una cincuentona más, no, no tiene un cuerpo espectacular gracias al gimnasio ni las tetas operadas… eso solo pasa en los relatos porno ¿No? Mi vecina Mari es ...
    ... una mujer de baja estatura, no llega al metro sesenta, regordeta y eso sí, con una cara bastante agraciada. Es la típica mujer de su edad que pasa desapercibida, su único rasgo físico destacable es su abundante pecho, posiblemente un poco a consecuencia de la general abundancia de carnes en su cuerpo. —Pues según dicen la temperatura va a seguir subiendo hasta el lunes. Aquella era la típica e intrascendente conversación de ascensor hasta que la luz se apagó acompañada por un brusco frenazo que nos dejó atrapados entre el tercero y el cuarto. —Joder, ¿otra vez? ¿Pero no estuvieron haciendo la semana pasada? —En este bloque siempre igual nene. Comencé a apretar botones intentado obtener alguna reacción, pero sin éxito. —Joer, solo he bajado a por pan y me he dejado el móvil en casa. ¿No llevas teléfono Mari? —Que va hijo, mi Luis me regalo uno, pero yo soy un desastre para esas cosas, lo olvido siempre y nunca recuerdo ponerlo a recargar. —¡Pues vaya!, a ver si con el botón de emergencia. Presione el botón repetidamente sin obtener contestación. —Pfff vaya mierda de ascensor. —No te amargues Javi, seguro que no tarda mucho en darse cuenta algún vecino. Eso serán los plomos que han saltado, el ascensor esta para cambiarlo entero. —Pues ya podía ponerse de acuerdo todo el mundo joder. —¿En esta comunidad? ¿Estás loco? —Sí, loco de remate, tienes razón Mari. —Pobre, que mala suerte has tenido. —¿Mala suerte por qué? —Encima que te has quedado atrapado en el ascensor lo haces con ...
«1234»