Juego de cartas con compañera madura y fea
Fecha: 06/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Hetero
Autor: Eduardo, Fuente: CuentoRelatos
... no me favorecieron y en las primeras partidas yo ya había perdido mi camisa y mis zapatos. Gracias a que esto fue mejorando ya que las siguientes manos (haciendo trampa), logré que ella se sacara los zapatos y su falda, quedando tapada solo por su blusa. Mientras bajaba su falda, miraba sus piernas... mmmmm... que tremendas piernas tenía. Yo ya estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. A todo esto el trago ya había hecho efecto sobre Laura. La siguiente mano también la gané. Laura al principio no quería sacarse la blusa, pero luego no de harto insistir, se la sacó. – Ok me dijo – Esta es la última mano y nos vamos - Le tocaba repartir a ella, por lo que no pude hacer trampa y perdí. Me paré y sin pensarlo me bajé los pantalones. En mis calzoncillos se podía notar el tremendo bulto que provocaba mi verga. ¡Mira Carlitos lo que tienes ahí!, creo que vale la pena jugar la última mano. Ahora era mi turno de repartir, así que no tenía por donde perder. Rápidamente gane la partida y Laura rechazó a sacarse nada más. Me acerqué a su lado y le cobré sentimientos, por lo cual no tuvo otro remedio más que sacarse los sostenes. Un tremendo par de tetas salieron ante mis ojos. Como ella estaba sentada, me acerco por su lado y empiezo a acariciarle sus tremendas tetas. Ella no decía nada, sin embargo su cabeza empezó a frotarla con mi verga. Luego de unos minutos, me baje los calzoncillos, quedado mi pico apuntando al techo. Con su cara la empezó a frotar. Le tomé sus ...
... manos y la obligue a agarrármela. Tímidamente empezó a moverla de arriba abajo, cada vez más rápido mientras su vista no dejaba de mirar cada detalle. La levante y la apoye contra el escritorio. La besé apasionadamente, ella estaba muy caliente, sentía como se quejaba mientras la frotaba contra mi verga. Mi mano agarró ese tremendo pedazo de culo. No podía creer como podía tener una raja tan grande. Mi mano buscó su conchita, encontré su clítoris parado. Luego de acariciarlo un momento baje para sacarle los calzones. Ella me pidió que no, pero mis intenciones eran clara. Se los bajé y me quedé delante de su champita muy peluda perdida entre los pliegues de sus piernas. Traté de chupársela, pero oponía mucha resistencia y no podía lograr que ella se abriera de piernas. No me dijo – no me he lavado – No me importa – Le pedí que se sentará sobre el escritorio y que abriera las piernas. Yo mientras me había sentado quedando con toda su zorrita en mi cara, Empecé a besarla y se entregó por completo. Me tomaba del pelo y me restregaba contra su zorra. Mientras se la besaba, logre meterle un par de dedos lo que hizo calentarla aún más. ¡Por favor deja de hacerlo que me voy a correr!... ¡Eso quiero, que te corras en mi boca! La recosté sobre el escritorio y le abrí al máximo sus piernas. Seguí chupando... sentía como cada vez más se acercaba su orgasmo. De repente empezó a botar grandes brotes de líquido, mientras con las manos apretaba sus pechos. Su sabor me gustaba y no podía dejar ...