La chica de las pastas italianas
Fecha: 13/06/2019,
Categorías:
Hetero
Fetichismo
Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos
... hacer aquello. —No. No tenéis que besar la planta del pie, eso me resulta un poco incómodo. Besadme más bien encima y cerca del arco. Además, esclavo tonto, debéis acariciarme las piernas cuando me besáis los pies. «Vaya —pensó Joaquín—, esto todavía me resulta más agradable». Y, sin hacerse de rogar, comenzó a acariciar la tersa piel de las piernas de su ama. Momentos después, la princesa palmeó con sus manos, Y Joaquín interrumpió lo que estaba haciendo con tanto agrado. —Y vos, ¿por qué dejáis de hacer lo que estabais haciendo? ¿Acaso yo te he indicado que te detengáis? ¿Acaso quisierais que os mande a azotar por desobediencia? Al instante Marcus, otro sirviente, se hizo presente. Garabateó una reverencia y dijo: —Mande usted señora. —Decidle a Vera que se presente con sus enseres. Unos instantes después, Vera, una chica tan atractiva como la princesa, hizo su aparición: —Estoy a sus órdenes, señora. —Bien, haced lo que debéis hacer. La chica tomó de la mano a la princesa y la llevó a un aposento detrás de unas cortinas como de brocado; dejando a Joaquín con las ganas de seguir haciendo lo que hacía con la princesita. Después de un rato, quizás unos tres cuartos de hora, Vera salió de los aposentos a donde había llevado a la princesa y se encaminó a donde Joaquín, se le acercó, y sin decir más ni más, terminó de quitarle la túnica hasta dejarlo nada más con la ropa interior, pero después también le desató el subligar dejándolo totalmente desnudo, mostrando su miembro ...
... erecto. Vera no se inmuto ante tal espectáculo, antes bien tomó uno de los pequeños frascos que había llevado consigo, derramó algo de su contenido en una de sus manos, se frotó ambas manos, y luego comenzó a ungir el cuerpo del esclavo extranjero con aquel aceite aromático de lavanda. Volvió a derramar un poco de aquel óleo fragante y continuó con su tarea hasta cubrir todo el cuerpo; vertió una vez más en su mano del perfumado líquido, y esta vez se lo frotó a Joaquín en el pene y sus testículos. Por último, la chica volvió a repetir la operación, pero esta vez le pidió al esclavo forastero que se agachara un poco, y con el dedo medio de su mano derecha, goteando aceite aromatizado, se lo introdujo en el ano. Y, aunque Joaquín trató de librarse de aquella acción, Vera lo sujetó con fuerza para que no se retirase. Y el pene se le puso más enhiesto y el capullo pareció aumentarle de tamaño. Antes de llevarlo de la mano hasta los aposentos detrás de la cortina, donde estaba la princesa, una vez más Vera le froto el pene con el pretexto de untarle más óleo fragante. Luego lo tomó de la mano y lo llevó hasta los aposentos del otro lado de la cortina. Al entrar, Joaquín se encontró a la princesa totalmente desnuda, recostada sobre una especie de amplio y mullido triclinio, mostrando desenfadadamente todos sus atributos femeninos. Vera se acercó a un lado de aquel ancho diván y la princesa le tomó la mano. Joaquín, entretanto, se quedó al pie del triclinio expectante de lo que iba a ...