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Academia de prostitución gay
Fecha: 16/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... parecía ser un insulto. El primer gemelo le dio una bofetada. Su hermano le contestó con una patada que lo hizo trastabillar. En menos de un segundo los dos gemelos se estaban trenzando a golpes. Miguel quedó atrapado entre sus piernas. Estaba aterrado. Se cubrió el rostro tratando de protegerse. Uno de los gemelos encajó un puñetazo en medio de la cara de su hermano. El otro reaccionó dándole un rodillazo en los genitales que lo dobló en dos. Los muchachos que los rodeaban se apartaron haciendo un circulo alrededor de ellos. Las otras parejas dejaron de follar y se acercaron a ver qué estaba sucediendo. En un momento todos los presentes se habían agrupado alrededor de ellos. Varios asistentes se acercaron con la intención de separarlos. ¡No los separen! - gritó una voz autoritaria. Los asistentes quedaron paralizados. Era Sven. Es normal que dos machos se peleen por una hembra - agregó mirando directamente a Miguel. Miguel supo lo que decía Sven era cierto. Los dos hermanos estaban peleando como animales para decidir cuál de los dos se lo follaría primero. Sintió que la verga se le ponía durísima. De pronto uno de los gemelos saltó como un tigre sobre el otro y le metió un cabezazo en el pecho. Los dos rodaron por el piso. Uno de ellos tenía un ojo morado y al otro le sangraba la nariz. El del ojo morado logró encaramarse sobre su hermano dándole un golpe salvaje en el rostro. Le rompió el labio. Miguel sintió que varias gotas de sangre le salpicaban en el torso y en la ...
... cara. El gemelo que recibió el golpe cayó al suelo inconsciente. Al ver que había ganado la pelea, su hermano levantó los poderosos brazos en señal de triunfo y lanzó un aullido salvaje. Miguel se estremeció. No parecía un ser humano sino una bestia. El gemelo volteó a ver a Miguel. Le clavó la mirada y con la respiración todavía agitada por la pelea empezó a avanzar hacia él. Conforme lo hacía la verga se le iba endureciendo, cuanto más se acercaba más le crecía. Todo el grupo seguía atentamente cada uno de sus movimientos. El silencio era absoluto. El gemelo siguió avanzando hasta que estuvo a pocos centímetros de Miguel. Miguel pudo ver con toda claridad como unas venas hinchadas le surcaban la verga haciéndola latir como si fuese un animal vivo. Era una de las vergas más grandes que había visto en su vida y sabía que cuando se la metiera lo iba a partir en dos de dolor. Pero eso ya no le importaba. El gemelo se había ganado el privilegio de ser el primero en romperle el culo y eso lo había puesto muy cachondo. Miguel quería entregarse a él. Quería hacerle saber que aceptaba ser su premio por la fiereza con que había peleado. ¡Quería darle placer! Se incorporó lentamente y sin dejar de caminar en cuatro patas se volteó ofreciéndole el culo. El gemelo sonrió. Se acercó aun más, le separó las nalgas con las dos manos y escupió directamente sobre su orificio. Miguel sintió que la saliva le resbalaba por la raja, le humedecía los testículos y caía al piso. El gemelo le lanzó otro ...