1. Kristell. Me sorprendió teniendo sexo, se excitó, esa noche fue con ella


    Fecha: 24/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... podemos ir ya? No me hice repetir el pedido, dejé el importe debajo de la taza y salimos raudamente hacia su casa. La confesión de Kristell, dio un giro tan inesperado como excitante. Ambos teníamos asignaturas pendientes, yo un acto “interruptus” que me había dejado con muchas ganas, ella una pobre masturbación para calmar la calentura por verme hacerlo. Dos necesidades, que están viajando rumbo a su casa para satisfacer sus necesidades sexuales. El silencio nos acompañó el breve trayecto hasta su casa, cada quien estaba inmerso en sus propios sentimientos, revolcándose en su propia calentura. - Es aquí, hemos llegado… Esas palabras sonaron a bálsamo que calma las heridas, habíamos llegado a su nido de soltera… Cubrimos la distancia que nos separa del encuentro, impulsados por el deseo de sentirnos piel a piel. Cerró la puerta y ahí mismo estalló la pasión, el abrazo urgente reemplazó a las palabras, el abrazo a las explicaciones, los besos a las disculpas. Las ropas sembraron el camino al dormitorio, a medio desvestir, nos revolcamos, nos enredamos en los besos más obscenos. La urgente calentura no entiende de sutilezas, tirar y arrancar para hacernos lugar a tocar y lamer, abrir y penetrar. La calentura nos impedía hablar, discernir, razón había quedado entre las ropas, el imperio de la pasión que turba los sentidos domina las acciones. Los juegos previos fueron consumidos en la excitación del viaje, la penetración tan solo fue la continuación del fragor de la calentura ...
    ... que nos había consumido desde la mañana, ahora solo contaba el fragor del encuentro. Había acomodado mi cuerpo entre sus piernas, abiertas facilitando la acción, la prisa por sentirme la estaba consumiendo, la urgencia por entrar en su jugosa almeja había desquiciado todas mis precauciones. Se la había mandado de un solo golpe, ambos estábamos en un mismo delirio, sin sutilezas ni cuidados, el deseo había estallado en nuestros sentido, el fragor era una brasa ardiente que buscamos calmar a golpes de pelvis para entrarle hasta el fondo. Levanta sus piernas para abrirse más al hombre que la penetra de forma desconsiderada y salvaje. La calentura puede todo, me vuelco encima de su cuerpo, las piernas más arriba, doblada en dos, los tobillos a los costados de mi cabeza cuando me lanzo con todo el énfasis en el avance final. Los gemidos de Kristell comienzan a hacerse sentir con el tono de la excitación extrema, ese mismo tono que cuando el orgasmo desciende hasta el centro mismo de su sexo latiendo el momento del éxtasis. La variación en el tono de sus gemidos va diseñando la intensidad, siento como se le seca la garganta, comienza a respirar a bocanadas, el calor interior la consume en esos agotadores estertores de pasión. Me muevo con intensidad, a empellones de pelvis, moviéndola y estremeciéndola en cada envión, siento el golpe rudo y constante dentro de su sexo. Nada importa, la lujuria pasional se transforma en movimiento continuo y persistente, ella asiste y soporta al macho ...