1. Despertar


    Fecha: 24/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vueltas y terminó con una rueda en la que todos opinando esperábamos ver, con la expresión de que todos querían ver qué pasaba y querían que lo hiciera; y ella presionada por el grupo, optó por ceder. Entonces César sacó el pito arrimándose a Delfina y ella, cuando lo tuvo a mano se lo tomó con su manito inexperta en ese entonces, y empezó a apretarlo un poco moviéndolo todo a lo largo, sobándolo y explorando con su inexperiencia. Le corría el cuerito, le tocaba la cabecita, lo volvía a cubrir, le acariciaba el tronco; con el tiempo sus manitos se convertirían en expertas manipuladoras y maestras en sacar de un buen pito lo mejor que tenía. César era el mayor de todos y su edad se le notaba en su miembro, que era más nervudo y grande que el de los otros. Apenas sintió el contacto de la manito de Delfina, y que ella le corría el prepucio y lo volvía a cubrir, el pito de César reaccionó a sus manejos, y al poco rato estaba bien parado, sostenido en la mano de Delfina, enfundado en su capucha de piel generosa. Todos mirábamos asombrados y curiosos, mientras Delfina se movía orgullosa y lentamente le corría el cuerito descubriendo la cabecita y volviéndola a cubrir. Cuando lo sintió bien parado, disimuló su curiosidad, lo soltó y lo dejó para que todos vieran su obra, que César exhibía con orgullo. Algo había salido del pito de César que le había untado la mano, porque ella se la limpió inmediatamente con su ropa. Por cierto que todos quisieron probar cómo era, después de verlo, ...
    ... varones y mujeres. Todos querían ser protagonistas. El tema se fue repitiendo de inmediato con los otros chicos del grupo, con las mismas dudas y pedidos y negativas y con el mismo resultado final: que los varones se sacaron el pito afuera, y dijeron que se prestaban a que alguna de nosotros lo tocara y amasara, ofreciéndose a la más valiente y más madura. Las chicas se miraron entre si, luego miraron los varones como eligiendo, y se fueron animando arrimándose aleatoriamente a los varones, para terminar al fin todas, con una pijita en la mano cada una, inclusive yo que fui la última. Las chicas, que al principio se mostraban dubitativas, se fueron animando de a poco, primero una y luego otra. Por cierto Felicitas y Rocío fueron las primeras, y al rato todas tenían sus manos ocupadas meneando los pitos de los chicos para ponerlos duros, mientras los atisbaban las caras de ellos, preocupadas de hacerlo bien. Así fue, aunque a mi, en principio, no me buscó ninguno y quedé para el final; en realidad, raramente me buscaba alguno para que lo tocara o para tocarme; me consideraban una niñata, y era muy delgada y escasa de carnes con poco para tocar, a diferencia de las otras, y en especial de Delfina que tenía unas tetitas incipientes y una cola redondita. Superados los temores iniciales, primó el entusiasmo en las chicas, al ver que lograban endurecer los pitos de los chicos, que gozaban enormemente con el sobeteo. Por aquel entonces también nos dio por jugar al doctor: las chicas ...
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