1. La chica de los carteles


    Fecha: 25/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... decía mientras miraba ella el piso, con un apenas audible sonido salido del interior de su garganta, mientras sobre mi pantalón acariciaba mi verga, apenas separada por la fina tela de su mano. -No te preocupes mi amor- Le decía mientras acariciaba su mentón, besaba su boca e invadía sutilmente sus labios vaginales, aumentando su respiración y su ritmo cardiaco, comenzaba a sentir esa humedad que provenía del interior de su conejito, aún con su short en sus tobillos. Abrí su camisa y levante su sostén para descubrir unos pequeños botones rosados inmaculados en sus pechos, tuve la paciencia de besar concienzudamente cada uno de ellos mordiendo de vez en cuando cada pezón. Mientras sus gemidos aumentaban así como el flujo que resbalaba por sus muslos. La senté en una de las banca más cercanas acercando sus caderas hacia mí, me agache y probé ese néctar con un dulce sabor apenas saladito, el cual me esmeré en beber, mientras comenzaba ella a acariciarme mi cabello. -Diego, ¿Qué es lo que me haces que me encanta? Me decía mientras acercaba mi cara más adentro de su empapada panocha, con maestría apenas y metía mis yemas en la estreches de su interior y con mi pulgar daba masajes a su ardiente clítoris, pasaba mi nariz a entre sus labios mayores y presionaba su esfínter que se contraía con el jugar de mis dedos. En un momento abrí el cierre de mi pantalón, saqué mi verga ya completamente erecta y la restregué por todo su conejito, no con la intención de embestirla tan sólo ...
    ... puntearla ya que sabía que quería darle algo más placentero para su primera vez la cual no dudaba en entregarme incluso en ese instante. Fueron minutos de lucha mientras mordía sus senos y retomaba el cunnilingus. Fueron alrededor de 20 o 30 minutos que culminaron con bestial orgasmo, tan sólo un grito de puro placer fueron los que advirtieron de su venida, mientras arqueaba su espalda. La tome y la besé, aún con restos de su interior que acepto con gusto mientras veía una mirada perdida. Me entregaba en ese momento su alma, su mente y su cuerpo, sentía aún su excitación mientras sus jugos resbalaban en mi miembro aún erecto, por sus muslos, por mi cara y por mi mano; podía sentir sus piernas doblarse al momento de incorporarse, mientras reía ella sin poder mirarme directamente a la cara por la pena y la complicidad sólo me regalaba breves sonrisas. Me guarde el pene completamente erguido sabiendo que en ese momento prefería dejarlo así, era lo más sensato. Le ayudé a vestirse pronto temiendo que el ruido hubiese alertado a personas cercanas, y como recién casados me la llevé cargando hasta tomar un taxi, mientras nos besuqueamos de lo lindo con la mirada mórbida del taxista que nos observaba por el retrovisor camino a su casa, mientras los parroquianos se divertían con el paso de danzantes por alguna fiesta patronal. -Diego mi amor (me decía en la esquina oriente de su casa colgada a mi cuello), ya es tarde pero quiero agradecerte lo que me hiciste sentir. -No te preocupes hoy, ...