1. UNA HISTORIA DE AMOR FILIAL. (2)


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... envites de Daniel, sino que éstos se recrudecieron al segundo para proseguir tan briosos o más que antes en un continuo entrar y salir, entrar y salir, entrar y salir… No sabría decir si fue una sóla vez más; o si dos, si tres incluso, aunque su sentido común la inducía a pensar que a lo sumo una vez más y si llegó a esa primera vez más. Nunca lo sabría con exactitud, pero eso de “Dos sin sacarla” es más “farol” de macho presuntuoso que gozosa realidad en la hembra “partenaire” de tamaña hazaña. Pero lo cierto es que, con “provecho” o sin él, Daniel continuó “cumpliendo” a la mayor satisfacción de “hembra placentera” que entonces ocupara el lugar de Elena, pues para ella aquello sólo significó la prolongación infame de su tortura. A Dios gracias, todo tiene su fin en este mundo y la “hombrada” de Daniel no fue excepción, por lo que en más tiempo, en menos tiempo, aunque a Elena aquella “propina” se le hiciera una eternidad, la resistencia de Daniel se desfondó, cayendo éste como un fardo, como un pelele, sobre el cuerpo de Elena resoplando, respiración entrecortada, pulsaciones cardíacas a todo meter, rostro desencajado y sin poder ya ni con su alma. Elena entonces, sin demasiadas consideraciones, se lo quitó de encima echándole hacia el lado de la cama, se levantó, recogió su ropa desperdigada por el suelo así como sus zapatos; entró al baño a vestirse y abandonó, por fin, esa cámara de tortura. ------------------------------ Ya en la calle, Elena detuvo un taxi y pidió ...
    ... la llevara a la Comisaría de Policía más próxima. Allí se encontró con que nadie se había presentado autoinculpándose de violación alguna. Elena explicó al comisario que, efectivamente, dos días antes su hijo y ella mantuvieron una discusión muy fuerte en la que su hijo Daniel, acalorado, en un momento profirió palabras muy gruesas contra ella, insultos muy graves. Luego, enfriados los ánimos entró en un estado de depresión inculpatoria que le llevó a castigarse a sí mismo con esa falsa inculpación. Y ahora ella estaba muy inquieta por su paradero, por saber dónde podía estar. El comisario resultó ser buena persona, con lo que accedió a llamar a las comisarías más próximas, a la Policía Municipal incluso, con el mismo resultado: Daniel no se había presentado en ninguno de esos centros policiales. Lo peor de todo eso era que, en tal caso, ¿dónde estaba su hijo? No era posible saberlo… En realidad, había desaparecido. Desaparecido sin dejar rastro… ¿Por qué? Sí, Dani debía estar mal, muy mal. Muy arrepentido, muy avergonzado… Y, sobre todo, culpándose muchísimo por la que hizo; desde luego que para menos no era, pero de eso a hacer locuras… ¿Y si se había suicidado? O echado por ahí, por esas calles, como un pordiosero… Con el corazón en un puño Elena regresaba a su despacho. Pensaba que debía hacer algo, buscarle… Pero… ¿Qué hacer? ¿Cómo buscarle?... Recordó otra vez lo que antes cavilara… Lo de que no había querido ni a su hijo. Falso, absolutamente falso… Ya lo creo que lo ...
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