Incesto (1)
Fecha: 28/06/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Nuevamente lo hizo, pero esta vez, nuestras leguas se juntaron en un corto y suave beso. Ella siguió mirándome y repitió lo anterior, pero esta vez el beso, aun suave fue mas largo. Fundidos en este beso, ella acariciaba mis cabellos y yo su pierna. Su respiración comenzó a agitarse, y mis caricias a su pierna cada vez subían mas y mas, hasta que toque el comienzo de sus nalgas. Algo en mi me hizo detenerme y corte mis caricias y el beso. Ella sin decir nada, solo mirándome y acariciándome me beso en la cara, en mi ojo, en mi oreja, suave, muy suavemente. Me estaba excitando y debería parar esta situación, mas involuntariamente comencé nuevamente a acariciar su pierna. Ella besándome toda mi cara, volvió a apoyar sus labios con los míos. Esta vez fui yo quien busco su lengua, fundiéndonos en un beso ya cada ves mas apasionado. Su respiración se sentía muy agitada y sus caricias en mi cabello eran cada vez mas fuertes, al igual que mis caricias en su pierna que cada vez la apretaban mas, subiendo lentamente hasta topar con los comienzos de sus nalgas y volviendo a bajar nuevamente. Mi verga estaba completamente erecta y supongo que ella la sentía. Estabamos al límite del pecado. Ambos con deseos pero frenándonos esperando el movimiento del otro. Fue ella quien tomo la iniciativa y pasando su pierna completamente sobre mi, quedó recostada completamente sobre mi. Esta ves mis manos acariciaban ambas piernas cada ves mas fuertemente. Mi verga dura apoyada contra su sexo ...
... respondió a la excitación y dio un brusco movimiento, que mi madre debe haber sentido claramente a través de su delgada enagua. Ambos comenzamos un sutil movimiento de nuestras caderas, casi imperceptible, ya que ambos lo deseábamos, pero no queríamos dar el primer paso. Poco a poco este movimiento fue aumentando, hasta hacerse completamente notorio. Mis manos lentamente subieron hasta agarrar completamente el poto de mi madre, ya no acariciando sus nalgas, si no que apretándolas a mi antojo. Nuestros lenguas desesperadamente comenzaron a succionar la del otro, mis manos aventureras se abrieron paso a través de su calzón y comenzaron a acariciar la entrada de su culo y bajar aun más hasta tocar sus pelos y llegar por fin a su húmeda vagina. Fue la entrada de mis dedos la que desencadeno la pasión de mi madre. Sentándose sobre mi, se saco la enagua, quedando con un conjunto de ropa interior blanco, no muy provocativo, de la cual se desprendió también inmediatamente, dejando sus grandes pechos completamente a mi vista. Mis manos se abalanzaron sobre estos y ella mas aun los acerco hasta mi cara para que pudiera chuparlos a mi antojo, cosa que hice desesperadamente, sin dejar de mover mis caderas haciéndole sentir a mi madre la verga que escondía en mis pantalones. Ella sentada sobre mi comenzó a desabrochar mi camisa, besando mi pecho, mis tetillas, mi estomago, hasta a apoyar su cara contra mi gran paquete. Comenzó a desabrochar hizo pantalones y a bajarlos cosa que ayude con mis ...