La pertenencia (20): La cama y (21): La posición
Fecha: 29/06/2019,
Categorías:
Dominación
Autor: ibarra.heber, Fuente: CuentoRelatos
Capítulo 20: La cama "¿Aló, Domingo?" "Sí, con él. ¿Con quién habló?" "Con Matías. ¿Te acuerdas de mí?" "Claro que sí. El chileno que trajo a esa maravilla." "Andrea, sí, oye, disculpa si te estoy llamando a mala hora." Rompió una fuerte carcajada. "¡El mejor chiste de la semana! ¿Qué crees, que me levanto a ordeñar mis vacas?" Cuando se le pasó la risa me dijo "¿Qué se te ofrece Matías?" "Resulta que Felipe y Andrea se están haciendo buenos amigos." "Que bien, que bien. Me alegro por ellos. Sinceramente." "Bueno, y resulta que quisiera que me recomiendes algún amigo que los pueda ayudar, que le sirva a Andrea para tratarlo a Felipe como le gusta." "¿Qué quieres? ¿Alguien que le ayude a castigarlo? Pero si ella es una maestra del chicote. No me hables como un mojigato, ve al grano." "Alguien con quien denigrar la hombría de Felipe, para que ella le diga mira, esto es un hombre, esto es una verga, no como tú." "Ahora sí pues, era cosa que le dijeras al pan, pan y al vino, vino." "Claro que esta persona no puede tratarla mal." "Claro, me imagino. Mira, te debo una por lo que pasó en mi casa. A propósito, el tarado anda huérfano, su prestigio de amo se fue a la mierda. Creo que voy a poder ayudarte. Déjame ver y te mando el contacto." "Ya, muchas gracias Domingo." "No es nada, no es nada. Chao." Llegamos al cuarto después de pasar a comer algo por ahí cerca. Ella sabía que estaba muy satisfecho con su desempeño, con su nuevo rol. Sin embargo una sombra de tristeza pasaba ...
... fugazmente por su cara. No la quise interrogar, tenía mis sospechas. Al llegar nos acostamos. Mientras me ponía de espalda ella se posicionaba para cumplir con su función como pertenencia mía. Le acariciaba la espalda, el cuello, la nuca. Una ocasión gentil, cariñosa. Su congoja era perceptible al sólo contacto de su piel. Al terminar mis gemidos con un suspiro de satisfacción, la empujé fuera de la cama. Su agilidad le permitió caer en una posición que no le dejara algún moretón. Su cuerpo reaccionaba automáticamente, sin pensarlo, para el cuidado de mi pertenencia, previniendo el mínimo daño para no reducir la calidad de su servicio, el visual principalmente. "Esta noche duermes en el piso. Puedes usar dos trazadas, una de colchón y otra para cubrirte. Tú sabes, no quiero que lo mío se dañe, tienes que cuidar tu salud. También te puedes abrigar. Ponte calcetines gruesos, un pantalón de buzo y un polerón." Ya conocía la jerga chilena para muchas prendas. La sombra había desaparecido, ahora estaba liviana, contenta. "Tienes algo que decirme." No era una pregunta. "Sí. Gracias." "¿Por qué?" "Porque me cuidas de que no me vaya alzar. No lo haría, pero me siento mucho mejor de que me cuides. Me recuerdas cuál es mi lugar, que eres mi dueño, que soy tuya. No se me olvida, pero me da seguridad que me lo recuerdes. Eres tan bueno, piensas en mí." "¿Quisieras subir a la cama?" "Sí, quiero estar cerca tuyo, para estar más a mano para ti. Pero lo único que me importa es estar donde quieres ...