La reeducación de Areana (15)
Fecha: 01/07/2019,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Al día siguiente Amalia y Elena disfrutaban otra vez de sus perras. -¿Cuál querés? –preguntó la dueña de casa y Elena, luego de pensar por un momento, dijo: -A mi amiguita. –y emitió una risa burlona. -Bueno, putas, desnúdense. –les ordenó Amalia al par que invitaba a Elena a desvestirse entre ambas, tarea que hicieron mientras se besaban apasionadamente en la boca una y otra vez. Ya sin ropas, ambas subieron a la cama y quedaron allí de pie. -Aquí, putas, trepen y vengan a nosotras. –ordenó Amalia y las perras obedecieron de inmediato. Amalia les ordenó entonces que se arrodillaran a espaldas de ella y de Elena. Cuando ambas perras estuvieron en el lugar indicado, Amalia les dio otra orden: -Chúpennos el culo, putas. ¡Vamos! Pongan a trabajar sus lenguas y más vale que lo hagan bien o haré que se arrepientan. Elena le sonrió a Amalia, encantada con la idea y se estremeció al sentir primero las manos de Eva entreabriéndole las nalgas y de inmediato su lengua en el diminuto orificio. Idéntica sensación experimentó Amalia y a partir de allí ambas dóminas gozaron de esas lenguas que lamían y cada tanto hacían sentir la presión de sus puntas en la diminuta entradita posterior. De pronto Eva rodeó con su brazo derecho la cadera de Elena y comenzó a acariciarle la concha. -Síiiiiiiiiiiiiiiii!!! ¡¡¡Sí, grandísima perra puta!!!... Así… ¡¡¡Asíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! –la alentó Elena y entonces ella, sin dejar de lamer, entrebrió los labios externos de esa vagina que había a ...
... comenzar a verter flujo y hundió allí dos dedos, para después moverlos hacia atrás y hacia delante una y otra vez y enseguida sumar el pulgar en la estimulación del clítoris. Ante semejante goce que le daban esa lengua en el culo y esos dedos en la concha, Elena no cesaba de gemir, jadear y gritar como un animal hembra en celo. Amalia, al advertir lo que estaba haciendo Eva, le ordenó a Areana que la imitara y entonces, poco después, ambas dóminas caían sobre la cama estremecidas por sendos orgasmos a cual más intenso y prolongado. Mientras tanto, Eva y Areana jadeaban excitadas y ansiosas, sin atreverse a pedir lo que anhelaban, pero rogando interiormente que Amalia y Elena las hicieran gozar y las libraran, así, de la dolorosa tensión que las atormentaba. Pero nada de eso ocurrió. Por el contrario, después de reponerse, Amalia bajó de la cama seguida por Elena y les ordenó a madre e hija que hicieran lo mismo. Con ambas en cuatro patas ante ella les dijo: -Vístanse que las llevamos a su casa, perras. -Sí, señora… -mumuró Eva, dolida y sintiendo que había empezado a mojarse. Algo más tarde, ya en el departamento de las perras, ambas debieron volver a desnudarse y a ponerse en cuatro patas. Entonces Amalia les dijo: -Óiganme bien, putas. Mañana comenzarán a recibir visitas. Puse un aviso sobre ustedes, ofreciéndolas, y ya tengo muchos pedidos, así que váyanse preparando. Voy a hacer que Milena se instale acá para que reciba a las damas y damitas que vengan y más vale que ustedes ...