Fantasía erótica: Helena
Fecha: 03/07/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos
... aquellos hombres se retorcían de placer, algo a lo que tampoco fue ajeno su compañero, ni ella misma que sintió los primeros síntomas de un brutal orgasmo que presintió próximo. El anfitrión le exigió que comenzase a tocarse. Ella obedeció sin dejar de mamar, alternativamente, aquellos falos erectos. Estaba dando placer y a la vez recibiéndolo de sí misma, de sus manos buenas conocedoras de su cuerpo, de sus deseos. Poco a poco la temperatura fue subiendo. A ella le sobrevino el primer orgasmo justo en el instante en que el primero de los hombres descargó en su boca la carga vital que ella supo saborear agradecida. Luego fue otro, otro y otro más, así hasta que el último se corrió en su boca, confundiendo sus gemidos de placer con los de ella fruto de los sucesivos orgasmos. Al terminar se dejó caer sobre el suelo, cansada, agotada, indigestada de tanto semen. La voz del anfitrión volvió a dejarse notar obligándola a taparse nuevamente sus ojos con la venda. Helena obedeció sin rechistar. Aquel hombre volvió a coger la correa y tirando con fuerza de ella la obligó a salir de su escondite bajo la mesa para así preséntasela a los invitados. Pronunció unas breves palabras de glosa antes de entregársela para su uso y disfrute. El resto no es difícil de imaginar. Uno tras otro, ya repuestos de la experiencia anterior, comenzaron a usarla. Uno de ellos, la empujó ...
... para que su espalda reposase sobre el suelo, le abrió las piernas, separándolas con sus manos y tumbándose sobre ella la poseyó de forma brutal mientras otro se agachaba sobre su boca e introduciéndole la polla la obligó a hacerle una nueva mamada. Aquello duró hasta que a los tres les sobrevino el orgasmo entre gemidos y movimientos estertóreos. Los otros aguardaban su turno de forma impaciente sin dejar de acariciar sus penes para tenerlos listos para el gran momento. Uno de ellos se estiró en el suelo mientras otro la levantó y la obligó a ponerse en cuclillas sobre la polla erecta del que yacía boca arriba hasta tenerla introducida en su vagina. Otro se aproximó a su boca y tras introducir su pene comenzó a moverse follándola por ella. Otros dos guiaron cada una de sus manos para que con ellas comenzara a masturbarlos y así pudo dar placer a los cuatro hombres a la vez mientras ella gozaba al sentirse poseída, usada, dominada por el deseo. Los cinco se corrieron casi a la vez, Uno dentro de su boca mientras otro lo hacía en su vagina. Los dos que ocupaban sus manos llenaron con su blanca leche su rostro y su cuerpo. Ella, por su parte, comenzó a gritar mientras un chorro de fluidos escapaba de su cuerpo. Fue una sesión intensa, inolvidable. Se despidieron de ella y los dos iniciaron el camino de regreso a casa, la experiencia realmente había valido la pena.