1. Cuando nadie nos ve (Especial Navideño)


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Gays Autor: Eventualmente_Sexual, Fuente: SexoSinTabues

    ... burdel. Jonathan era el último hijo de Blanca, ya tenía a dos varones más, que eran los mayores; primero Guillermo y luego Álvaro. Esto dos ya comenzaban a vagar por las calles, hasta muy tarde por las noches, y no era cerca del por el barrio. Tomando en cuenta que esta familia compuesta por una madre soltera con tres hijos, era ellos unos de los vecinos más necesitados del barrio. Un humilde hogar, construido con bloques sin frisar y otra parte era aun de latas. El tío —que así llamaba al primo hermano de su mamá— también trabajaba hasta tarde pero llegaba borracho (casi todo el tiempo). Jonathan acostumbraba a dormir con su madre. Era un viernes por la noche, y sus dos hermanos seguían en la calle. Carlos, su fiel amigo —por así decirlo— esta noche, estaba con la que empezaba ser su novia, el chico se sintió solo, no porque no tuviese alguien al lado, sino que sintió una soledad en su corazón. Las lucecitas de verdes, amarillas y rojas había por doquier en las casas del barrio. La noche era azul oscuro, con un frío templado, Jonathan estaba afuera sentadito frente del rancho. Esperaba llegase sus hermanos, pero lo que no esperaba era que su “tío” era quien venía por la esquina un tanto tambaleándose. Entro el hombre, corpulento, olía a cemento. Es un albañil, trabaja duro, es alto, guapo, pero su defecto es que es un borracho, tanto así que las mujeres que se ha metido a vivir con él, no lo terminan soportando y botan como a un perro de la casa. En su mano traía una bolsa ...
    ... de pan campesino y también dos litros de jugos de peras, es lo primero que cogió Jonathan. Detrás venía su tío preguntando por los demás, él contestaba y el hombre balbuceaba. Se sentó en una silla y ahí se quedó dormido. El chico le llamaba y nada que respondía, ni para abrir un poquito los ojos. Luego le susurra en el oído, aprecia el olor del hombre, Jonathan aspira el aroma de Darwin; se mezcla con el licor, y el tono del olor es rico, al menos para él, que se excita y vuelve a susurra cerca del oído. Huele por el cuello, y se atreve darle un beso en la mejilla, que está cubierta un poco de su barba masculina. Los labios de Darwin están rojos, son pequeños y se pierden en esa barba negra. Jonathan da un beso en ellos, y sin percatarse del descuido, se está sentado sobre las piernas de su tío. Abrazando el grosor del hombre, se siente enamorado, pero luego se baja de sopetón. No quiere correr peligro. Menos mal que lo hizo a tiempo, Darwin despertó de repente, Jonathan estaba sentado en el suelo comiéndose un pan con jugo. El hombre ve al muchacho y luego se pone de pie, camina lento bamboleado, pero así mismo llega a su habitación, donde duerme en un colchón. Al no mucho rato llegó Guille y Álvaro. Algo habían hecho, estaban sudados y acelerados, con una adrenalina que los hacían reír nerviosos. Jonathan no entendía y tampoco se preocupaba en preguntar o presta atención. Comieron los muchachos y se acostaron a dormir. Un sonido sordo de pobreza se sentía en el hogar, las ...
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