1. Madres sacrificadas 4: Karina guarda un secreto para no destruir a su familia


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... mojado y brilloso, refregándole su hermosura en la cara. No sabía si iba a poder aguantar tanta tentación. Como casi todos los hombres, siempre tuvo la absurda fantasía de cogerse a una madre y a su hija, y ahora, esa fantasía estaba a un paso de ser cumplida, porque Karina tampoco se había olvidado de él, se le notaba en la cara, y su incomodidad cuando se quedaban unos segundos solos, reafirmaba su certeza. Ella también temía ceder a sus impulsos. Pero debía soportarlo, no le podía hacer eso a su amigo, no de nuevo. Una madrugada Mariela escuchó que alguien entró al baño, y esperando que se tratara de Javier fue para ahí para encontrárselo “casualmente”. Cuando terminó de caer el largo chorro de pis, salió Javier, que estaba con un short y una remera. — Hola Javi ¿ese es tu pijama? — preguntó burlona. El pijama de ella, era, en cambio, su ropa interior: Una bombacha blanca con unos detalles en rosa, y el corpiño del mismo color. Se metió al baño al mismo tiempo que él salía y en ese espacio reducido fue imposible no rosarse. Además ella le dio la espalda, mostrándole su trasero grande y redondo que a él cada vez le gustaba más. Cuando le rozó las nalgas ella se dio vuelta y le sonrío. — chau Javi, nos vemos en el desayuno. — le dijo en un susurro. — Chau Mari. — saludó él, percibiendo, con vergüenza, que su miembro se estaba despertando. Mariela pensaba, divertida, si Javier resistiría a sus avances durante el último día que le quedaba en Buenos Aires. A la mañana ...
    ... desayunaron los cuatro juntos. Martín se fue a trabajar temprano. Javier salió a hacer los trámites relacionados con la sucesión, como hacía todos los días, para luego volver al atardecer. Karina se sorprendió sintiendo una punzada de celos al preguntarse si su huésped no tenía una mujer a la que visitaba en Buenos Aires. Después de todo, siempre se ausentaba por muchas horas. Ella tenía el día libre en el trabajo y Mariela se fue al mediodía a la casa de una amiga, por lo que quedó sola. Se decía que solo debía aguantar un poco más y sería libre. Ya no sentiría esa atracción infantil por su amigo. No permitiría que su familia se destruya por una calentura absurda. Sólo debía aguantar la cena, y al día siguiente, luego del desayuno, se despedirían. Aprovechó el tiempo a solas para hacer ejercicio. Puso en el televisor del living el canal de YouTube donde un negro grandote daba clases de zumba. Hace días que no lo hacía. No debía perder la costumbre, a sus cuarenta años debía esforzarse por mantener las nalgas firmes y erguidas y las piernas fuertes. Se puso la calza negra y una musculosa del mismo color. Puso el video de cuarenta y cinco minutos y comenzó con la rutina. Al rato ya estaba bañada en transpiración. Mientras levantaba las piernas como lo indicaba el instructor de la televisión sentía un repentino calor entre las piernas. No pudo evitar que la imagen de Javier se le cruzara por la cabeza. La imagen de él penetrándola. No voy a ceder, se decía, no soy una puta y ya no soy ...
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