Dulce y amarga amistad (10)
Fecha: 23/07/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... atendió aquel día. -Le hablaba en tono suave y suplicante, no olvidaba como me había mirado y retenido la mano, estaba seguro de que le gustaba a aquel hombre y que no se negaría a recibirme y la respuesta llegó al instante. -¿Te invito a comer? No tengo con quien estar al mediodía. -Espero no molestarle demasiado, pero de verdad se lo agradezco. -Mi vocecita sonaba dulce y hechicera, entregada. -Pero trátame de tú, es un favor que a cambio te pido, me haces parecer mayor, en una hora dejo el trabajo para atenderte. ¿Puedes acercarte a mi oficina? -Tu puedes llamarme Jesús y por descontado qué sí. -Saltaba de alegría por dentro, el primer paso estaba dado. Quedamos en vernos en un bar restaurante cercano a su empresa, yo le esperaría a que saliera, no quería hacerme visible ante sus empleados. J. C. serviría maravillosamente a mis propósitos, su empresa de componentes electrónicos y de vigilancia sería esencial e imprescindible para llevar a cabo mi proyecto. Estaba sentado en la terraza, tomando un vino blanco con el que apenas mojaba mis labios cuando lo vi avanzando por la calle, camino del bar donde le esperaba, venía con el paso apresurado, elegante enfundado en su traje de verano, las perneras de los pantalones se amoldaban a sus poderosas piernas, movida la tela, que parecía seda, por el viento al andar. Según se acercaba estudiaba sus varoniles facciones, su nariz un poco aguileña y boca de labios rojos sobre el fondo oscuro de su piel. Un hombre en su pleno ...
... esplendor, me doblaba la edad y eso era lo mejor, sabía lo que él quería y no me exigiría más de lo que yo pudiera darle, sexo que estaba seguro que lo deseaba y un poco de compañía y charla. Tomó asiendo a mi lado simplemente sonriéndome sin hablar e hizo una seña al camarero para que se acercara. Pidió su bebida y vi como repiqueteaba los dedos sobre la mesa. -Me alegra que me hayas llamado y quieras comer conmigo. Miré sus ojos de color caramelo, el cabrón era guapo, resultón, varonil, y lo sabía. -Y si tú quieres algo más, tengo la tarde libre. -Los ojos se le abrieron como platos, seguramente no esperaba una oferta tan concisa y rápida. Parecía una puta ofreciéndome. -Tengo que ir a la tarde a recoger a mis hijos pero unas horas estará bien para estar juntos y escucharte, me extrañó que, así de primeras, me hablara de sus asuntos personales. Pero continuó con su monólogo que no me interesaba. Juan Carlos tenía dos hijos, niña y niño en ese orden, de siete y cinco años a los que sin duda adoraba. Seguramente me hablaba de ellos para que cogiera confianza, sin terminarse de creer que un chico como yo se le hubiera ofrecido a la primera de cambio. Noté que quería cogerme la mano e iba acercando los dedos sin atreverse a establecer el contacto. La retiré de sobre la mesa donde la tenía y entonces se quedó cortado. -Vamos a comer, ¿prefieres en el interior o que nos sirvan aquí? Me estaba envalentonando, me sentía poderoso al ver que podía controlar y dominar a aquel macho, además él ...