El culo de Mariam
Fecha: 24/07/2019,
Categorías:
Anal
Primera Vez
Sexo en Grupo
Autor: roleplaylover2, Fuente: xHamster
... a contarme con discreción los problemas que su abundante pecho le había causado, el complejo que tenía con ello y lo que le hacía sufrir. Siempre había querido demostrar que era algo más que dos grandes tetas a los chicos, y esa era en parte la razón por la que leía y se cultivaba tanto.Debo reconocer que yo estaba dividido mientras me contaba esto; por una parte la escuchaba con comprensión y cariño, por otra me costaba trabajo evitar pensamientos groseros, apostillas obscenas a lo que ella me contaba, pensamientos del estilo "...y qué esperas, putón, con los tetones que tienes". Su relato me resultaba enigmático. Me dí cuenta de varias cosas: era muy ingenua, atribuía la atracción que generaba en los hombres sólo a sus pechos, no a su culo o sus muslos. Por otro lado, no entendía que, sabiéndose tan provocativa, no usara sujetador.Durante nuestra conversación le dejé claro que no debía preocuparse por el tal Fulgencio, que yo me ocuparía de pararlo si osaba pasarse de la raya. Me miró con infinita gratitud. Debo recnocer que me sentía un poco culpable. Mis pensamientos e intenciones en realidad no diferían de las de aquel paleto.Afortunadamente, Fulgencio no se extralimitó en sus funciones en ningún momento, excepción hecha de las inevitables miraditas a la espléndida anatomía de mi amiga.Aquella noche acampamos en un encantador paraje. Fulgencio extendió su saco de dormir a unas decenas de metros de nosotros, y Mariam y yo, ya conbastante confianza, montamos una tienda ...
... para los dos. Como podéis imaginar, amigos, la idea de pasar la noche con ella en la tienda era cualquier cosa menos relajante. Mientras yo me quedaba en pantalón corto de deporte y camiseta, Mariam se alejó unos metros para cambiar sus pantalones y camiseta por una amplia camiseta blanca para dormir. Cuando se alejó para mudarse, Fulgencio y yo nos miramos con complicidad, deseosos de verla regresar.Yo tenía la esperanza de que ella se pusiera algún short ajustado, para ver así sus muslos desnudos y, por supuesto, su trasero en su mayor espledor, pero aquella noche no hubo suerte. Regresó con una amplia camiseta que le llegaba casi hasta las rodillas, eso sí muy liviana. Parecía no llevar nada más debajo salvo las bragas.Una vez denro de la tienda, encendimos una linterna y estuvimos charlando un poco. La pequeñez de la tienda hacía que cualquier movimiento nos hiciera rozarnos, en mi caso sin ninguna m*****ia como podéis suponer. Tampoco podía mirarla muy descaradamente. Yo estaba interpretando un papel de sensible-comprensivo-delicado muchacho, del que no sabía si me arrepentiría más tarde. Hablamos de Oriente, del Yoga, de Alan Watts... Debo adelantaros que aquella noche no pasó nada, pero para los impacientes os adelantaré que Mariam acabó follada y muy bien follada aquellas vacaciones. Pero cada cosa a su tiempo.Lo que recuerdo mejor de aquella velada fue un momento en el que ella, recostada a mi derecha, se giró, y como quiera que la camiseta no le venía muy amplia en ...