1. Un día de mis Vacaciones (III)


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sido pasar cinco meses sin Cata, le dije que mejor recuperara a su anterior amiga, después de esto seguramente la extrañaría como a nadie. Miré el reloj, pronto sería media noche, le expliqué a Aleja que Cata partía al siguiente día y que no podía tardar mucho, ella comprendió y se ofreció a llevarla a ella al hotel y a mí a mi casa en su camioneta, se lo agradecí sinceramente. Nos vestimos y me incorporé para despertar a Cata, casi sonámbula se puso la ropa, por tanto sueño que tenía decía cosas sin sentido que a Aleja y a mí nos hacían reír copiosamente, por fin en el carro nos acomodamos de la misma forma en que estábamos cuando veníamos, pero esta vez, yo sostenía a Cata y le acariciaba el cabello para que durmiera plácidamente. De repente me puse a darle besitos en todas partes y ella terminó por despertarse, se volteó y me besó como era debido, empezamos a tocarnos y a calentarnos, pero esta vez era con mucha ternura, no queríamos más sexo, queríamos hacer el amor, no sabíamos en cuanto tiempo nos volveríamos a ver. Aleja, no sabiendo si estaba más excitada o más enternecida terminó por desistir de masturbarse otra vez y mejor mirarnos con un hilillo de envidia en los ojos mientras nos llevaba lentamente, para darnos más tiempo, a casa.Cuando Cata y yo acabamos pronto llegamos a su hotel, me bajé y la acompañé hasta la puerta de su habitación, se me encharcaron los ojos cuando le di el abrazo de despedida, prometimos, al igual que en ...
    ... nuestras vacaciones, seguir hablando con asiduidad y procurar vernos pronto. Aleja me llevó a mi casa, me confesó que le gustaría tener alguien como Cata... o como yo, insistí en que buscara a su anterior amiga y me despedí con un sincero abrazo. Hoy tengo 24 años, me he visto con Cata muchas veces más, ella efectivamente terminó con Pablo y creo que él aún no se explica por qué, yo estoy haciendo el traslado de la universidad para irme a vivir a su ciudad, con ella.Hace poco me encontré a Aleja, iba con una chica: había recuperado a su amiga y felizmente vivían juntas, también me confesó que vernos aquella noche en tremenda ternura la había puesto demasiado sensible y no quería regresar a casa sola, por eso regresó al bar y se encontró aún al hombrecillo interesante, regresó con él a casa y tuvo nuevos orgasmos, que la ayudaron a despejar su mente, sonreí al recordar su fogosidad, ella por su parte se alegró al saber que Cata y yo estaríamos viviendo juntas en menos de dos meses. Tengo que terminar la carta, Cata y yo convenimos que nuestros recuerdos de adolescentes son los que más celosamente guardamos, pienso que éste escrito será tremenda sorpresa para ella. O tal vez la sorprenda más con lo que tengo aquí a mi lado para regalarle: uno de los mismos chocolates que ella le robó al papá para regalarme el día de nuestra primera vez, uno de los mismos que le regué en la comisura de los labios, el causante de todo lo que pasó en nuestras vacaciones. 
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