A falta de cama
Fecha: 17/08/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: rincondelmorbo, Fuente: CuentoRelatos
—¿Ni una sola vez? –Me preguntó-. —No, ni una. —¿Pero te da algo de curiosidad? —No lo sé, no había pensado en ello. —¿Y ahora que lo piensas? —Mmmmm ¡Algo! –Le dije, dejando entrever la curiosidad que me causaba-. —Ya vas a ver lo rico que se siente Y me las quitó suavemente, tomándolas de las puntas, y con su pulgar comenzó a masajearme fuertemente, lo hacía mover en círculos mientras lo presionaba contra mí, lo movía de abajo hacia arriba, haciendo presión. Yo sentía una especie de hormigueo que me recorría todo el cuerpo, a ratos la sensación era tan intensa que hacía que me retorciera. Debo reconocer que en verdad sabía lo que estaba haciendo, era toda una experta. —¿Qué tal, si lo estás disfrutando? —No te imaginas cuanto, de verdad se siente tan rico –le respondí mordiéndome los labios-. —Lo importante es que lo estés disfrutando. Y continuó haciendo presión, dejando deslizar su pulgar con una agilidad impresionante; sus manos se sentían suaves y cálidas. Julia, la mejor amiga de mi mamá, me estaba dando un exquisito masaje en los pies, el mejor que yo me hubiera podido imaginar, era la primera vez que recibía uno y ni se me había pasado por la cabeza que se pudieran sentir tantas emociones juntas. Esa noche ella había dado una fiesta en su casa y yo había ido con mis padres, la había pasado de maravilla, la comida, la música, la gente, todo fue muy agradable; a la hora de acostarnos todas las camas estaban ocupadas, y ante la sugerencia de mi madre de que yo durmiera ...
... en el sofá, Julia respondió que mejor me acostara con ella, que en su cama había suficiente espacio y que así no me iba a levantar con dolor de espalda; el esposo de Julia se encontraba de viaje y ya llevaba varios días sola en casa. Cuando nos acostamos, comenzamos a hablar de una cosa y de la otra, hasta que llegamos al tema del masaje en los pies; fue así como me quitó las medias y empezó a darme ese rico masaje. —Dame el otro Y cambié el pie que tenía en su mano; Julia repitió la dosis, me gustaba cuando subía hasta los dedos y los empezaba a jalar, dejaba subir su pulgar por toda la planta de mi pie hasta llegar a los dedos y ahí era cuando lo hacía, a veces sentía un cosquilleó que me hacía reír un poco, pero en general era algo muy placentero. Cuando terminó, se recostó en el espaldar de la cama, abrió las piernas y me dijo que me sentara ahí, en medio de ella, dándole la espalda, yo lo hice, me empujó delicadamente contra ella y recostó mi cabeza en su hombro. —Relájate Y sus manos frotaban mis brazos, las pasaba de arriba a abajo, jugaba con las palmas de mis manos, las hacía subir hasta mi cuello, ponía sus dedos detrás de mi nuca y empezaba a masajearme con mucha sutileza; mientras lo hacía seguíamos conversando, yo le contaba sobre las cosas que hacía, de las salidas con mis amigas, era una conversación muy agradable la que estábamos teniendo. Por mi parte estaba más que disfrutando todo lo que ella me hacía, nunca antes lo había sentido. —Te puedo preguntar algo ...