A falta de cama
Fecha: 17/08/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: rincondelmorbo, Fuente: CuentoRelatos
... más personal –Dijo Julia-. —Sí. —¿Ya perdiste la virginidad? —Sí. Con mi ex novio. —¿Y qué te pareció? —Fue rico, pero doloroso al principio. Sentí que le hizo falta concentrarse más en mí, yo me vine pero quería sentir que me acariciara un poco más. —Eso es natural en los chicos a tu edad, ellos sólo quieren meterlo y venirse, pero no te preocupes que cuando crecen se vuelven más meticulosos. —¿A ti te gusta cómo te hacer el amor tu esposo? —Bastante, tiene una forma de tratarme que me hace poner muy arrecha. —¿Que tan arrecha? —Pues no sé cómo explicarte bien, pero hace que me excite tanto que me dan ganas de que me haga de todo. —Yo sí me he excitado pero no hasta allá. —No te preocupes que con el tiempo lo vas a sentir. Tengo otra curiosidad. —¡Qué es? ¡cuéntame! —¿Alguna vez has besado a otra mujer? —Una sola vez, pero estaba muy pequeña, no fue la gran cosa, sólo un pico que nos dimos en la boca y nada más, era un juego. —Mi marido y yo hemos fantaseado con esa situación, varias veces me ha dicho que me quiere ver haciéndole de todo a otra mujer mientras él nos observa, a veces creo que no es más que arrechera porque sólo me lo dice cuando lo estamos haciendo, pero luego no me vuelve a tocar el tema. Desde que hemos hablado de eso he tenido esa idea en la cabeza. —¿Y qué piensas de eso? —No lo sé, me excita la idea de hacerlo, quisiera saber qué se siente estar con otra mujer. Y continuaba deslizando sus dedos sobre mis brazos, yo estaba bastante relajada, ella ...
... tenía un don especial en sus manos, la sutileza con las que las hacia recorrer por mis brazos, me hacían sentir que me estuviera arrullando. —¿Quieres que nos acostemos ya? –preguntó ella-. —No, todavía no, acaríciame otro poquito, es que me estás haciendo sentir muy rico. Ella me continuó acariciando, yo descargando mi cuerpo contra ella; me corrió el cabello y me dio un pico en la mejilla, pero dejó su rostro contra mí cara, podía sentir su respiración, me daba un poco de escalofrío, pero habíamos estado tanto rato así que simplemente lo vio como una prueba mas de afecto. Puso sus labios en mi cuello, lo menos que pudo y me dio un besito, eso sí me hizo estremecer, no sabía que decirle, me sentí un poco abrumada con la situación. —¿Qué estás haciendo? –le pregunté-. —Sólo dejándome llevar por mis sentimientos. —¿Y qué es lo que estás sintiendo? —Muchas ganas de acariciarte, de mimar tu cuerpo. —Yo nunca he estado con una mujer. —Ni yo, además sólo te estoy acariciando. Yo guardé silencio, no sabía como responder. Ella lo había notado y me dijo: —No tienes que decir nada, sólo disfruta de las caricias que te hago, y si algo más pasa es porque así lo estábamos deseando las dos. Mi mente se puso en blanco, con semejante dosis de caricias: suaves, arrulladoras, electrizantes; la conversación tan amena que teníamos, lo relajada que me sentía, lo bien que la estaba pasando; sólo me entregué al momento y me dejé llevar por esa sensación tan placentera en la que me tenían sus manos. ...