me voy a follar a tu mujer
Fecha: 19/08/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: trikitrake, Fuente: xHamster
... hombre llegó donde ella estaba y empezaron a conversar. Aunque estaba algo lejos vi que, por su altura y figura, el hombre podía ser perfectamente el lunático de la mañana, algo que hizo que mis nervios saltaran a flor de piel. Tras unas breves palabras él se retiró, dejando a mi mujer tan sola como antes y a mí mucho más tranquilo y dispuesto a reunirme con ella. Mientras me acercaba, de repente ella llamó con un "oye" al individuo que ya estaba a cierta distancia, y este volvió sobre sus pasos. Retrocedí otra vez, todo mosqueado, mientras él acudía presto a su llamada. De nuevo hubo unas palabras, pero esta vez Claudia se levantó, cogió su bolsa de playa, se anudó el pareo a la cintura y ambos caminaron hacia la caseta donde se apuntaban los alumnos que querían dar clases de windsurfing, entrando en ella y cerrando tras ellos la puerta. Ni qué decir tiene que me entraron unos celos terribles, pensando que tal vez lo de la mañana era cierto y que Claudia se había metido allí dentro con él para follar, sin que yo, desgraciadamente, pudiera hacer otra cosa más que esperar a que salieran de nuevo.Apenas habían pasado un par de minutos de insufrible espera y estaba hecho un mar de dudas. Por un lado valoraba la conveniencia de entrar a saco por la puerta de la caseta, con el probable riesgo de poder meter la pata soberanamente. Por el otro podía quedarme ahí, esperando a que ellos salieran de nuevo, pero ¿Qué haría entonces? ¿Armar la de Dios, sin saber si realmente se habían ...
... acostado o no? Mientras pensaba qué hacer, involuntariamente me moví, rodeando la estancia, viendo que, adosada a la caseta por la parte posterior de aquella, había como otra estancia anexa mucho más estrecha, y una pequeña puerta de entrada a la misma.Sin dudarlo, me colé en el estrecho recinto. No había ventanas, sólo unos ventanucos en la parte más alta de la pared contigua a la caseta principal. Pese a tener unas tenues cortinillas, permitían la entrada de la luz de aquella. Me percaté de que era el almacén donde se guardaban las tablas y velas de windsurfing, material que lo ocupaba casi todo.Empecé a estudiar el modo de asomarme con cautela a alguno de los ventanucos, ya que mi escasa altura no me dejaba alcanzarlos sin alguna ayuda. Encontré un taburete y moví con cuidado los utensilios de windsurfing apilados en la pared para hacerme el hueco necesario. Ya me iba subir, cuando escuché con nitidez el ruido producido al abrirse una lata de bebida y la voz de Claudia diciendo "muchas gracias". Eso ya me tranquilizó y mucho más cuando al asomarme por el lateral de la cortinilla de uno de los ventanucos, al que faltaba el cristal, vi a mi esposa sentada, bebiendo tranquilamente una coca cola, mientras el "supuesto" amante silbaba tras una puerta que supuse debía ser un cuarto de baño. Tal vez era eso lo que Claudia le había pedido, ir al baño, y él, galantemente, le había ofrecido después un refresco. Me empecé a sentir de nuevo ridículo y mal pensado, dudando incluso en ...