Rashid el francés (3) Ethan, el salvaje (2)
Fecha: 25/08/2019,
Categorías:
Gays
Fantasías Eróticas
Autor: ZLAZKO-KAI, Fuente: CuentoRelatos
Después de cenar algo en un restaurante, decidimos entrar en el bar de ambiente que había al lado y tomarnos una copa. El "Cést Sodome" era un bar que frecuentaban todos los chaperos en busca de un servicio, y que yo iba mucho antes de estar con Pierre. Como sabía los gustos de Ethan por los chavales jóvenes, vi apropiado llevarlo allí y calentarle un poco la polla. Nos sentamos en la barra del bar a tomarnos el cubata, y estuvimos hablando bastante rato de nosotros, pero sobre todo de sexo y de los tíos buenos que había en el "Cést Sodome". Ethan me comentó que había visto un par de niñatos con un culito delicioso, bien marcado en los pantalones y pidiendo guerra a gritos. Ethan: mira ese... El de la camiseta de tirantes blanca y las bermudas. ¡pfff!... ¡qué culo tiene el cabrón!... A ese niñato, lo cogía a solas en los servicios y primero le comía todo el ojete, y después se lo follaba hasta quitarme la calentura. Rashid: jajaja, pero que bestia eres colega... ¿si quieres le digo que se venga a casa con nosotros, si te gusta tanto?... Por qué ese niñato está aquí buscando plan, y seguro que se viene por dinero. Ethan: No, otro día. Como ese niñato los tengo a pares en Lyon, solo tengo que ir al parque y darme una vuelta para que salgan como conejos... No Rashid, estos días quiero estar contigo nada más, y disfrutar de ti a tope. Además, hoy quiero que me folles el culo, quiero sentir tu pedazo de pollón taladrándome el ano y que me sometas tú a mí, haciéndome gozar. ...
... Rashid: Pues termínate el cubata tío, que esta polla que tengo entre las piernas ha escuchado algo de follarse tu culo, y está a punto de romperme el pantalón para salir fuera. Nos bebimos el cubata de un trago, salimos del bar y nos metimos en su coche para dirigirnos al piso. Ya montados en el coche noté cómo su polla reventaba el pantalón vaquero, y él veía también cómo a la mía le pasaba exactamente lo mismo. Alargó su mano y empezó a tocármela por encima del pantalón, magreándome el paquete durante todo el trayecto hasta llegar a la casa. Yo estaba deseando llegar, desde que me dijo en el bar que quería que le follara el culo, solo pensaba en ese ano, en ese apretado boquetón, y me imaginaba miles de posturas para envergarlo. Nada más entrar en la casa, me lo llevé directamente a la habitación y después de tumbarlo sobre la cama, me fui inmediatamente a comerle la boca. Le besé ferozmente esos labios carnosos, me comía su lengua mientras presionaba y frotaba mi polla contra la suya, y con mis manos le cogía los cachetes del culo. Percibía su respiración acelerada, su saliva caliente con sabor a ron inundando mi boca, y su cuerpo ardiendo pegado al mío con ese olor a macho que desprendía. Comencé a desnudar ese cuerpazo perfecto, a desvestir ese pecho delicioso con esos pectorales super definidos, y con unos pezones tiesos y duros como canicas. Después le desabroché el vaquero y se los bajé hasta los tobillos, dejando a la vista su pollón bien marcado en el calzoncillo. Contra ...