Preñada, sucia y en celo
Fecha: 11/11/2017,
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Fetichismo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Marcos, y con el Rodri somos amigos desde el jardín. Nuestras madres son reposteras y trabajan juntas en una panadería que se ganó el prestigio en el barrio, y nuestros padres son camioneros. También son íntimos amigos, y aunque estuvieron un tiempo distanciados por unos asuntos de plata, los lazos fraternales que los hacía inseparables, cierto día los condujo a la razón y, entonces se reconciliaron. Hoy tengo 18 años, al igual que Rodrigo y que Leticia, su hermana Melisa. Ella nunca había generado nada en mí, más que la obligación de protegerla si estaba en peligro, aconsejarla o hablarle en representación de su hermano si alguna vez no estaba, y poco más que eso. No nos llevamos bien nunca. Ella siempre dijo que soy un pendejo creído. El Rodri concluyó una vez que lo dice solo por celos, y que podría asegurar que la petiza estaba caliente conmigo. Nunca le creí. Leticia no era linda ni pintada. No tenía conducta para nada, veía la tele todo el tiempo, eructaba cuando tomaba cerveza, se tragaba los mocos a menudo y no comía otra cosa que no sea fideos o arroz con queso y, solo se dedicaba a atender el kiosko de don Tito los martes y jueves por la mañana. Don Tito es un buen hombre, y a nosotros nos daba por las bolas que la guacha le robase cigarrillos o guita. Pero Leticia era así, y no quería cambiar. Nunca tuvo un novio que le durara más de un mes. Para mí era lógico, ya que a veces pasaba días sin bañarse. Posta que, hasta se le veían piojos en su larga ...
... cabellera castaña! Algunas veces se paseaba en bombacha y corpiño por la casa. Para ella, yo no era un hombre que pudiese mirarla más allá de la amistad que tenía con su hermano, y le agradecí siempre que pensara eso. No me atraía para nada esa mugrienta! Pero todo cambió cuando una noche en la que Rodrigo, ella y yo veíamos un partido de River en la tele. Leticia estaba sentada en el medio de los dos, solo con un vestido de modal todo rotoso, y nosotros en cuero por el maldito calor. El negro casi se ahoga con la cerveza, cuando la flaca largó a la vez que terminaba el primer tiempo: ¡ee guachos, no sé qué le voy a decir a la má, pero estoy embarazada de 5 meses! Tuve que hacer entrar en razón a mi amigo a las trompadas, porque de lo contrario la piba iba derechito al hospital! Así todo llegó a hincharle la boca de una piña. Lo calmé con bastante esfuerzo, y logré que podamos charlar del tema con tranquilidad. Rodri decía que ya era tarde para abortar, que el hijo de puta que la embarazó se las iba a pagar, que la mami no puede enterarse por ahora, que no tenían obra social y un montón de elementos más. Leticia parecía inmutable. Se balanceaba hacia los costados apretando un repasador sobre sus labios lastimados. Temblaba y hacía ruido con las ojotas. No se le caía ni una lágrima. ¡no sé quién es el padre nene, cogí mucho en esos meses, y ya saben que a mí me encanta garchar!, le dijo al Rodri cuando se lo preguntó. Otra vez la ira multiplicaba puños cerrados en las manos de mi ...