Preñada, sucia y en celo
Fecha: 11/11/2017,
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Fetichismo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... es el padre del bebé?!, le rezongué cuando me dio un mate lavado y amargo. Le di un sorbo profundo, y en cuestión de segundos, los que no llegué a procesar, la Leti se sentó en mi falda, furiosa y con intenciones de asesinarme con sus ojos negros. Me agarró de la oreja, y mientras me apoyaba sus tetas en el pecho decía: ¡mirá Marcos, a mí me encanta coger, y más ahora que estoy preñada, siempre quise saber lo que es sentir una verga en la cola con un guacho adentro, y no me arrepiento de nada, así que no me juzgues! Me escupió la cara, esquivó un pellizco que tenía pensado hacerle en el cachete de la cola apenas se levantó y, entonces se le iluminó hasta el sudor que se le juntaba en la frente. ¡y encima se te para la pija mirándome las tetas pelotudo, te re calienta saber que estoy preñada, pero te hacés el choto!, dijo mientras me tocaba la pija sobre la bermuda, y no me dejaba pensar con sus tetas ahora desnudas, ahora a centímetros de mi rostro. No pude ni quise controlarme más. No era justo que ella tenga todas las ganas del mundo de garchar, y yo me pajeara solo en mi cama con su figura invadiendo hasta mis sueños. ¡nunca me calentaste tanto como ahora pendeja sucia!, se me escapó mientras la agarraba de las muñecas para llevarla al sillón. ¡o sea que siempre te calentaste con esta trolita nene?, te gusta que use estos vestiditos para que se me vea el orto?, te gusta mirarme la bombachita perro?!, decía jadeando ella, cuando mi pija era como un trozo de plastilina en ...
... sus manos, y las mías se aferraban a sus tetas cada vez más duras. Cuando quise probar sus pezones me pegó en las bolas. Pero, sabiendo que eso duele de verdad, me consoló en breve llenándose la boca con mi pija paradísima, como solo la reconocía en las pajas que le dedicaba. Cuando se lo confié se arrodilló en el sillón y me dijo: ¡dame pija en las tetas, escupime toda y pajeate con ellas! Supongo que ambos teníamos flor de cagazo, pero el riesgo de saber que Rodrigo o la madre podían entrar por la puerta y descubrirnos, nos agregaba una adrenalina que nos condenaba a no detenernos. Mi pija danzó entre esos globos turgentes mientras yo le colaba dos dedos en la conchita por uno de los lados de su bombacha mojada. ¡movelos más rápido nene, dale, sacame la calentura con esos deditos, sacalos y lamelos chancho, dame todo pendejo, y sacame la bombacha taradito!, decía, y yo le obedecía implacable, menos con lo último. Pronto se levantó del sillón y me empujó sobre él privándome del equilibrio que me sostenía de pie. Frotó su cola en mi pecho, con mayor audacia en mi pija, y luego sus tetas babeadas por todo mi cuerpo. Me sacó el pantalón, me dio una chupada de pija cortita pero no menos excitante, y se sacó la bombacha. Me estrujó la verga envolviéndola con su calzón y entonces, me senté para encastrar mi pene en su conchita caliente, repleta de flujos y olorosa, tanto como sus axilas y su aliento a mate y cigarrillo. Dio unos saltitos primero, y luego murmuró: ¡apretame las tetas ...