Mi tía Lucia. Madura complaciente ( III )
Fecha: 27/08/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: cartuz, Fuente: RelatosEróticos
... y lleve mi pie hacia Susana, ella cuando lo noto, me miró fijamente, yo creo que mi tía se dio cuenta y se hizo la tonta. Susana me miraba y me hacía gestos con los ojos. Como diciéndome… para ya. Lucia pregunto si la pasaba algo, ella dijo que nada. Pase de rozarle su pie, su tobillo a subir mi pie más arriba, ella automáticamente cerró las piernas, pero yo seguí forzando hasta que logre llevarla más arriba, pero no donde yo quería. Con la otra pierna hice una seña a mi tía tocándole su pie. Ella lo entendió y se levantó para ir al servicio. Una vez que se fue… - ¿Estás loco o qué? Si se da cuenta Lucia se arma la mundial. Como dijiste antes yo no quiero nada de nada y menos contigo. No ves que me comprometes. -Es fácil… déjame y nadie se dará cuenta. -Que te he dicho que ¡NO! -Le diré a mi tía que esta mañana nos hemos morreado. -No serás capaz. -Tú decides si te portas bien… no digo nada. -Di lo que quieras a Lucia, no te creerá. -Es fácil salir de dudas, si creerá a su amiga o a su “inocente” sobrino y ahijado. Llego mi tía y se volvió a sentar. Retomamos la conversación y en un momento dado volví a la carga. Ella esta vez coloco mejor sus piernas dificultándome mi avance. -Tía... (Dije con voz dudosa) -Dime -Si te cuento una cosa muy delicada, quedará aquí y no se enterará nadie. -Claro, dime. Susana estaba expectante, volví a mover mi pierna y esta vez no encontró ningún obstáculo. -Bueno, déjamelo que me lo piense bien. -Como tú digas. Ahora mi pierna subía donde ...
... quería, mi dedo actuaba libre y plácidamente por la entre pierna de Susana. Poco a poco iba notando la humedad en mi dedo, ella estaba, que no sabía qué hacer, pero no se la notaba muy a disgusto. Cuando más entregada la note, a pesar de su pose fingida de disgusto, quite mi pie y pare. Esta vez la cara era de sorpresa de no entender. Acabada la comida, mi tía se levantó a por un licor de hierbas, que tomaba siempre después de comer. Cuando nos quedamos solos Susana me dijo que gracias por parar, que la alegraba ver que me había dado cuenta de que no estaba bien. Yo no hice ningún comentario, solo miré fijamente a sus ojos y sonreí. Cuando mi tía quiso ponerle una copita del licor, Susana rápidamente puso la mano en la copa, diciéndola que no, mi tía la dijo que era el licor que a ella la gustaba, pero volvió a rechazar amablemente, diciendo que no, que enseguida se le sube a la cabeza. Ellas se quedaron hablando y yo me fui a mi habitación a leer un poco. Pasado un poco las dos horas, baje a la piscina, cuando llegue vi a las dos adormiladas tomando el sol. No dije nada me tiré de cabeza a la piscina y con el ruido se despertaron las dos, lamentándose Susana de haberse quedado dormida, porque luego por la noche le cuesta mucho dormir. Mi tía fue a la casa a por bebida que tenía sed. Al momento vino con sangría, vasos… la acompañaba Natalia que la ayudaba a traer todo. Susana nada más verlas, volvió a decir que no quería nada de alcohol, que si acaso un refresco. Natalia dijo que ...