La mujer del disidente (02). El interrogatorio
Fecha: 07/09/2017,
Categorías:
Dominación
Voyerismo
Autor: Senatore33, Fuente: CuentoRelatos
Tras un pesado trayecto de casi dos horas sentada en el asiento trasero del coche de policía con las manos esposadas a la espalda, el vehículo finalmente llegó a la cárcel en la que supuestamente se encontraba Antonio. Al llegar al frontal del complejo Amalia pudo observar a varios agentes uniformados que la esperaban a la entrada. Dos de los coches que la escoltaban se habían quedado en la ciudad, con lo que a la cárcel tan solo llegaron el coche patrulla que la transportaba y otro vehículo de seguridad que les seguía de cerca. Al entrar en el recinto de la cárcel Amalia pudo ver el coche de Antonio, con las puertas abiertas y a punto de ser subido a una grúa. Tres agentes lo estaban registrando y Amalia pudo ver cómo uno de ellos sacaba dos maletas del maletero. Era lunes y Antonio y ella habían regresado de pasar el fin de semana en una casa rural. Como en dos semanas también tenían pensado irse de vacaciones a la costa, Amalia había aprovechado para meter en las maletas más cosas de las que en realidad necesitaban, para ir adelantando ya trabajo de cara al siguiente viaje, aunque esos planes se habían visto truncados de golpe. El policía que conducía el vehículo aparcó a la entrada del edificio principal. El otro policía fue el primero en bajar del vehículo, y aunque Amalia iba sentada tras el asiento del conductor, el agente le abrió la puerta opuesta. Eso forzó a Amalia a ir arrastrando el culo a lo largo de toda la bancada para poder desplazarse, lo que con las manos ...
... esposadas a la espalda le resultaba dificultoso. Para salir no recibió ayuda alguna, con lo que torpemente tuvo que sacar una pierna fuera e intentar impulsarse, lo que hizo que su vestido se abriera dejando sus bragas a la vista de nuevos policías. Tras el tercer intento en solitario, Amanda consiguió obtener el impulso necesario como para salir del vehículo. Era curioso ver como a pesar de no haber obtenido ayuda alguna para incorporarse, el agente que había abierto la puerta ahora sí que la cogió con fuerza por el brazo para hacerla avanzar hacia la entrada al edificio. -Ese en nuestro coche - dijo Amalia a los policías presentes dirigiendo su mirada hacia el BMW de su marido, a punto de ser subido a una grúa - ¿a dónde se lo llevan? -El coche ya no es vuestro, ahora es del Estado - sentenció uno de los policías. -Ha sido embargado y servirá para sufragar vuestra estancia en la cárcel. Mañana se subastará. -Eso no es justo - protestó Amalia -, ni siquiera hemos sido juzgados aún. -Muchas ganas tienes tú de juicio - rieron todos. -Al menos déjennos coger nuestro equipaje - pidió ella. -Ahí puede tener razón -afirmó uno de los guardianes, tras pensarlo unos instantes- en la cárcel no tenemos ropa para mujeres. ¿Cuál es tu maleta? -La rosa -afirmó Amalia-. -Pues cogedla y metedla dentro -indicó el agente-. -La otra es de mi marido, también tiene cosas que él puede necesitar -explicó ella-. -Que se joda el marido, tiradla a la basura -ratificó el agente- Amalia pudo ver cómo ...