Despojando de su virginidad a Ámbar
Fecha: 12/11/2017,
Categorías:
Primera Vez
Sexo con Maduras
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... se hace evidente. Me remuevo lo bóxers y Ámbar solo se queda mirando mi pene y no sabe que decir o que hacer. La llevo a la cama no sin antes dejar los condones listos a un lado y me dedico a llenar de besos el cuerpo de esta bella chica de tan solo 18 años. Sé que por su edad puede ser explosiva, que por su inexperiencia pueda ser que este con mucha ansiedad, pero quiero llevarla al clima máximo de su calentura antes de penetrar esa conchita que aún me falta por descubrir. Mi lengua se desliza por esas dos lindas y pequeñas tetas, bajo a su abdomen, lengüeteo su ombligo y lamo su pubis amenazando llegar a su rajadura que todavía es cubierta en gran parte por su bikini. Su bikini está empapado de sus jugos vaginales y al removerlos un hilo de liga espesa se desprende y se alarga hasta romperse. Ámbar esta tan mojada, que noto esos jugos bajando a la zona del perineo y llegar a su ano, y es una delicia ver a una mujer en ese estado, con la calentura de la brama. Quizá para mi es lo más rico del sexo, ver a tu pareja con esa entrega, con esas ansias de coger y aquello lo transmite ese olor adictivo de sus secreciones, una especie de olor a cloro, pero que hipnotiza los sentidos. Me encanta oler su piel, el olor rico de su aliento, mezclado con el perfume que usa de un aroma dulce. Llego y saboreo su conchita la cual luce sin un vello y la cual brilla al pegar la luz de la habitación en sus fluidos. Ámbar solamente gime de placer. Como me acerco a su sexo y que deseo saborearlo, ...
... intuyo que si Ámbar me ha sido honesta y no tiene mucha experiencia sexual, al aplicarle sexo oral, ella puede llegar al orgasmo en cualquier momento. Frente a ella me he puesto el condón y quizá ella imagina que es el momento de penetrarla, pero me bajo y quizá le toma de sorpresa que busco besar su rica concha y ella solo dice: - ¡No Tony, así no! - Déjame intentarlo, se me antoja saborear tu deliciosa panochita. - Me da muchas cosquillas. - Inténtalo, trata de controlar las cosquillas, veras que te gustará. Respondió con pequeños saltos en los primeros intentos, pero luego se hundió en el placer del sexo oral. Lo hice con delicadeza, con pequeños y cortos masajes a su clítoris y de vez en cuando hundiendo y arrastrando mi lengua en su mojada rajadura. Que rico era escucharla jadear, ese respirar profuso me decía que estaba a punto de tocar el cielo y fue cuando le asomé la verga a la entrada mientras me dediqué a chupar los pezones un poco más brusco en el succionar. Ámbar dio un leve grito cuando el glande entró, pues no se la hundí toda de una sola vez. Sentí como temblaba su cuerpo pero no dejaba de gemir y hacer esas expresiones faciales de placer. Le hundí el resto de mi miembro y dio un quejido de dolor, que con los segundos se confundió con los quejidos de placer. Su pelvis comenzó con una danza coordinada a mis embestidas, y mientras nuestros sexos chocaban con pasión, yo chupaba sus dos ricas tetas. Llegó al paraíso diciendo tenuemente: ¡Tony, que rico, me vengo! ...