1. ¿Cómo he llegado aquí?...


    Fecha: 13/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Sexo Duro Sexo en Grupo Autor: bi_gym_40, Fuente: xHamster

    ... comienzo tuve mis dudas, de si podría aguantar, pero ya no. Ya no tenía dudas. Podía seguir en este acto sexual al mismo ritmo que ellos. Y así lo hice. Cuando hicimos la segunda entrega, relajó su ano y su vagina y nos permitió salir de ella. La Cocinera se fue a lava al baño, mientras el Mesonero y Yo nos acostábamos en la cama. Ella, por su parte, se había masturbado salvajemente con todos los juguetes sexuales que tenía. Eran unos 12 y ninguno tenía baterías para funcionar. Nos miraba desde el extremo de la cama. “Se me ha ocurrido una idea”, nos dijo. “Vais a flipar”.Me dijo que quería verme follándome al Mesonero. Yo le dije que por mí estaba bien, y él dijo que también. El Mesonero me sonrió y empezó a besarme. Puse mis brazos, que ya eran del mismo tamaño que los suyos, alrededor de su pecho, y me puso encima de él. Me acarició mi ano, y en ese momento, sentí cómo mi lengua empezaba a crecer dentro de la boca de él. Me asusté al principio, pero como su lengua también creció dentro de mi boca, seguimos besándonos. Y nuestras lenguas siguieron su recorrido dentro de nuestros cuerpos. Estuvimos así hasta que sentí que me pedía que lo penetrara. Se puso de espaldas a mí, y me dejó que lo penetrara profundamente. El Mesonero abrió sus nalgas para que yo encontrara su ano con más rapidez. Lo hice. Introduje la cabeza de mi polla en su ano, primero con suavidad y luego con más fuerza. Con cada embestida aumentaban mis ganas de estar con él y con todos. Le empujada mi ...
    ... polla con tanta fuerza, y tenía tanta dureza mi órgano que no me era necesario agarrarlo por las caderas. Sentí mis manos liberadas y me dediqué a flexionar mis bíceps y mostrar lo poderoso que era. Lo hice gemir, gemir, gemir de placer. Lo abracé por el pecho, para mezclar nuestros sudores, le besé en el cuello y me puse de pie con él. Lo penetré con mayor profundidad. Con una mano le agarré la polla que para mi sorpresa estaba flácida, y con la otra, pude soportar su cuerpo. Ella se había metido en el baño y estaban dándolo todo, por lo que se oía. Ver nuestros cuerpos unidos en un espejo de la habitación me puso todavía más cachondo de lo que ya estaba. Saqué mi polla de su cuerpo y me tumbé en la cama. Él se sentó sobre mi polla y empezó a mover sus caderas. Le pedí que apretara el ano, que eso me ponía, y él obediente, lo hizo. Me pidió que acabara, que ya no podía más. Y le hice entrega de mi tesoro más preciado: mi semen. Fue una entrega explosiva, total, purificadora. Sentía mi semen salir de mis entrañas y llegar a su destino final. Cuando terminé, el Mesonero, aquel que me había intimidado con su presencia física, se acostó a mi lado, me sonrió y me besó delicadamente en los labios.Pasamos juntos ese fin de semana. Los cuatro. Sin salir de la habitación. Lo que hicimos no era de este mundo. Mantuve mi forma física durante muchos años, durante los cuales hice con mi cuerpo lo que quise y sin tener rivales para mis capacidades sexuales y físicas. Pero al no encontrarnos ...
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