Mamitas necesitadas
Fecha: 18/11/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... principiante. No paraba de decirme: ¡chupala zorra, toda bien en la boquita metela, comeme bien la verga!, mientras mi saliva caía de su carne apuntando al techo, mis besos lo estremecían y mis tetas se colmaban de su presemen cada vez que se las restregaba contra su glande empapado. ¡Te va a costar hacerme acabar chiquita, porque antes de venir me hice dos pajas pensando en estas gomas!, dijo cuando logró tener mis globos en sus manos. Entonces me incorporé y se las ofrecí para que me las chupe mientras sus dedos me desabrochaban el jean, y las mías le quitaban la camisa. Lo tiré boca arriba en la cama con una fuerza que me desconocía, me subí a su cuerpo y apenas con la bombacha colgando de mi pierna empecé a friccionar mi vulva repleta de flujos en su pene fibroso y elegante. Realmente no era gran cosa, pero la tenía ancha y cabezona. En una de esas frotadas me entró toda en la concha, y por supuesto, comencé a subir y bajar para comérmelo todo, a saltar para sentirlo crecer adentro, y a gemir como pocas veces me animé en la vida. En un momento a él le pareció que alguien llamó a la puerta. Pero lo callé con un dedo en los labios, y enseguida nomás con uno de mis pechos. Pensé que tal vez doña Lita querría entrar a buscar un abrigo, y eso me desató aún más. Que alguien nos hubiese visto aumentaba mi adrenalina. En ese instante me puse en cuatro sobre sus piernas para mamarle la pija, ya que gracias a aquel episodio se le bajó un poco, y en cuanto la tenía otra vez tan ...
... dura como una daga, volví a montarme para que mi concha se alimente de sus deliciosos pijazos. Solo que esta vez le daba la espalda para recibir unas fuertes cachetadas en el culo, las que yo le pedía ya sin medir el volumen o la intensidad de mi voz. ¡pegame pendejo, cogeme más fuerte, largame toda esa leche en la concha, haceme sentir una puta nene, cogeme bien, si te encantan mis tetas asqueroso, sos un cochino nene, dame mucha pija!, gritaba mi pecho cuando la lujuria parecía conducirnos a un orgasmo interminable. Pero en ese minúsculo segundo mi hermana Luisina atraviesa la puerta y permanece tan petrificada como la pija de Lucas en mi vagina. ¡y yo que venía a preguntarte si necesitabas algo… qué yegua sos Patito!, dijo mientras le ponía el pasador a la puerta y se sentaba en una sillita. Parecía a punto de acusarme de las cosas más horribles, porque me lanzó unas miradas asesinas que me intimidaban. ¡¿Vos sos la que tuvo un bebé hace poco no?, no querés que te coma la conchita un poquito?, dijo Lucas con la voz temblorosa pero decidida. ¡¿Quién es este tipo Patri, qué te pasa loca?, no entiendo nada!, dijo mi hermana tapándose la cara. ¡No sé Lu, es difícil de explicar… pero estábamos muy calientes los dos… nos conocimos en la verdulería, y vos sabés cómo pasan estas cosas… me lo quería coger, y bueno… perdón por hacerlo acá, pero no aguantaba más!, le largué sin pensar en las palabras. Lucas comenzó a moverse de nuevo y a pegarme en la cola. Luisina se levantó con un ...