1. Siesta con papá (relato real)


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Diego, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Mamá acababa de dar a luz de mi hermanita y tenía que abstenerse de tener relaciones sexuales durante la cuarentena; ni siquiera debía acercarse a su marido según viejas supersticiones pues se le cortaría la leche de sus tetas. Papá estaba que echaba humo, pues a sus cuarenta y tantos años estaba en plenitud de calenturas y llevaba muy mal eso de no follar; lo de hacerse pajas para descargan toda la lefada acumulada en sus huevos no entraba dentro de sus cálculos; así estaba siempre de mal humor y se le iban los ojos detrás de los pechotes de mamá cuando daba de mamar a la bebita.
    Aquella tarde de domingo después de comer mis papás me obligaron a echar una siesta a pesar de mis trece años. Allí estaba en mi cuarto en penumbra cuando se abrió la puerta y vi como papá se disponía a dormir la sobremesa a mi lado. Se desnudó quedándose en calzoncillos y se echó a mi lado. Al poco quedó profundamente dormido y se puso a roncar. Al estar descubierto aproveché para observarlo detenidamente. Como nos parecíamos tanto, seguramente de mayor yo tendría aquel cuerpo: alto, bien proporcionado, piel blanca y poco velloso, de cabello negro rizado, facciones varoniles. Un buen mozo, en pocas palabras.
    En esas estaba, recorriendo con mi mirada su cuerpo cuando me llamó la atención el bulto que destacaba en su entrepierna. Papá estaba más empalmado que un burro en celo. No era extraño tras tantos días de ayuno sexual. La polla quería salir de la abertura del boxer pero los botoncitos que ...
    ... la cerraban lo impedían. Me atreví a tocar aquel bulto. Estaba duro como una piedra. Presioné con dos dedos y aquello aumentó de tamaño  se endureció todavía más. Seguí presionando, ahora con toda la mano. Papá seguía roncando. No había problema. ¿Y si le sacara la verga para afuera?
    Los botoncitos del boxer se resistían. Un buen rato me llevó desabotonar el primero. Ya pude ver parte de la polla de papá. Me empecé a poner palote. Tener en mi mano el cipote de papá me excitaba sobremanera. Pero tenía aún que desabrochar el otro 
    botón. Tenía que tener cuidado para no despertarlo porque si me pesca en esta faena se puede armar una buena. Por fin cede el otro botón. Ya la polla es mía. La saco afuera. No es una polla, es un pollón  rematado en una cabeza gruesa como un seta gigante. ¡Lo que debe gozar mamá con semejante verga taladrándole las entrañas! 
    No lo dudo, empiezo a meneársela., aquello alcanza todo su esplendor. Los cojones tambiénlos saco para fuera del calzón. Tienen el tamaño de dos buenos limones, tan llenos están de semen de semanas. Algo me incita a reclinarme y meter aquel miembro en mi boca. Lo meto todo hasta la campanilla; a punto estoy de ahogarme, pero el placer es infinito. Ahora beso y lamo los testículos de papi; un sabor distinto pero también excitante. Vuelvo a la polla. Asoma en su meato urinario unas gotas de líquido preseminal. Lo saboreo con deleite. Empiezo a pajearlo. Los ronquidos de mi padre se atenúan. Vuelvo a mamársela. Al menos, si se ...
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